Un equipo internacional de científicos que estudia los hidratos de metano en las profundidades del mar de Japón descubrió colonias de microorganismos que prosperan en condiciones de vida extremas.
Esos microhábitats fueron descubiertos dentro de pequeñas burbujas de petróleo y agua que se encuentran en las capas de "hielo inflamable", también conocido como hidrato de metano, que no es otra cosa que gas metano atrapado en el hielo.
Esos hidratos de metano se forman aproximadamente a 500 metros de profundidad, donde la temperatura es de unos cero grados centígrados, y la presión es mucho más alta. El doctor Glen Snyder, de la Universidad de Meiji (Japón) y autor principal del estudio, notó una inusual sustancia en el hidrato de metano cuando lo derretía. Esa sustancia consistía en esferoides microscópicos con núcleos oscuros.
El alimento de los microorganismos
Análisis posteriores demostraron que el petróleo estaba siendo desintegrado por los microorganismos presentes dentro del hidrato de metano.
"Incluso a temperaturas cercanas al punto de congelación, bajo presiones extremadamente altas y utilizando únicamente petróleo pesado y agua salada como fuente de alimento, la vida puede florecer y dejar huellas", dijo el doctor Stephen Bowden de la Universidad de Aberdeen (Escocia, Reino Unido), coautor de la investigación.
Se sabe que el metano en el hidrato de metano se forma a medida que los microbios degradan la materia orgánica. "Pero lo que nunca esperábamos encontrar es que los microbios continuaran creciendo y produciendo estos esferoides encontrándose aislados en pequeñas bolsas frías y oscuras de agua salada y petróleo", aclaró Bowden.
Según publicó RT, los autores de ese trabajo afirman que este descubrimiento es una prueba más de que la vida puede existir en condiciones extremas, incluso en otros planetas. "Siempre que tengan hielo y un poco de calor, todos esos planetas fríos que se encuentran en el borde de cada sistema planetario podrían albergar pequeños microhábitats con microbios que crean sus propias pequeñas atmósferas y ecosistemas, tal como lo descubrimos aquí", concluyó Stephen Bowden. El trabajo fue publicado en la revista Scientific Reports.