El ministerio de Igualdad, Género y Diversidad de la provincia de Santa Fe presentó este jueves un informe preliminar sobre muertes violentas de mujeres y disidencias elaborado por el Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género. Los números revelan que en Santa Fe, de enero a noviembre, se cometieron 22 femicidios y 44 mujeres fueron asesinadas en contexto de narcocriminalidad. Detrás de cada número, hay una historia, la vida de una mujer cis o disidente que fue arrebatada en manos de la violencia machista o narco, un fenómeno que complejiza la batalla contra la violencia de género.
“Si son dos, tres o 22, el número siempre nos tiene que alarmar”, dijo la ministra Florencia Marinaro que recibió a Rosario3 en su despacho de la sede rosarina del gobierno provincial. Sobre la mesa, el informe preliminar del Registro único de Femicidios, Transfemicidios, Travesticidios y Crímenes por razones de género de Santa Fe realizado con la Dirección de Política Criminal de la Fiscalía General del ministerio Público de la Acusación y los dos observatorios provinciales.
Una carpeta con gráficos y estadísticas que duelen.
Las cifras se desprenden de la recolección, producción, registro y sistematización de la información brindada por la base de datos del Sistema de Protección Integral contra las Violencias de Género según el Protocolo de Actuación ante Femicidios, Transfemicidios, Travesticidios y Crímenes por razones de género desde el 1º de enero al 18 de noviembre.
"Malas" víctimas
“Ocurrieron 66 muertes violentas de mujeres. De las cuales, 22 corresponden a femicidios, un suicidio con elementos de violencia de género y una muerte dudosa en la que se encontraron elementos que implican violencia de género. Y 44 en contextos de criminalidad”", precisó Marinaro en un mano a mano con Rosario3 este miércoles, antes de la presentación del informe y antes de otra información escalofriante: otro femicidio en la ciudad, esta vez en barrio Cinco Esquinas donde un hombre mató a golpes a su pareja.
La particularidad de las 44 muertes narcos estremece y va de la mano con la realidad social. El circuito de economía ilegal que aumenta en Argentina y es noticia a diario en Rosario.
“Son muertes que se cometen en el marco de organizaciones criminales dedicadas a acciones ilícitas como narcomenudeo, pero no todos son femicidios. Primero se debe determinar si existió o no algún elemento de violencia de género”, explicó.
En 18 de 44 casos se pudo contabilizar alevosía, violencia extrema, mujeres embarazadas y/o asesinadas frente a sus hijos, de esa forma la carátula giró a femicidios. El 94% tuvo lugar en Rosario y fueron perpetrados entre bandas narcos. Es decir, que se tratan de femicidios vinculados, una metodología usada por las bandas criminales para ocasionar dolor en mujeres de otras bandas y disputar poder.
Pero además, el estudio refleja un cambio de roles. Si bien muchas mujeres siguen siendo subalternas y responden a órdenes criminales como salida laboral para enfrentar la pobreza extrema, también están aquellas “que ocupan lugares de poder porque los líderes están presos”. “Las catalogan como «malas víctimas», por tener consumos o pertenecer a bandas”, advirtió la ministra.
Con respecto a estos casos de muertes violentas de mujeres en contexto de narcocriminalidad, diez de ellas fueron asesinadas en sus casas, una en la vivienda del femicida y otras cinco en la vía pública. “Estas organizaciones criminales quieren pasar al Estado por encima. En ese mensaje hay un disciplinamiento social y político. Lo vemos y leemos”, aseguró Marinaro.
La edad de las víctimas también es alarmante: no supera los 30 años. Incluso, ocho de ellas eran menores de 20. Para Marinaro ahí hay un vínculo entre la feminización de la pobreza y las oportunidades económicas que ofrece el tráfico de drogas; y un desafío para el Estado para cortar esa relación.
“El ministerio de Igualdad, Género y Diversidad trabaja junto a otros ministerios (de Producción y Trabajo) para generar mayor empleabilidad en las mujeres, ya sea desde el nuevo régimen industrial, con perspectiva de género; Santa Fe capacita o Mi primer empleo”, apuntó y agregó: “Por otro lado, debemos fortalecer la asistencia y autonomía económica como el Acompañar. Hablamos de modificar estructuras de las desigualdades: pobreza, empleo y educación”.
Víctimas
De enero a noviembre de este año se cometieron 22 femicidios, trans/travesticidios y muertes violentas de mujeres en Santa Fe. La mayor cantidad se concentró en enero y octubre: cinco casos por cada mes. Rosario y Santa Fe encabezan el triste podio, pero los casos en localidades menores, según observó la propia ministra, suelen ser más conmocionantes por la cercanía y porque se rompió el viejo pacto de “silencio y la complicidad”.
“Hoy todo se discute, las generaciones más grandes aprenden de sus hijos –observó–. Hubo un cambio de visión que se debe al movimiento de mujeres y a mayores políticas públicas en los pueblos”.
De la totalidad de las víctimas, 19 eran mujeres cis (86,4%); 2 personas trans/travestis (9,1%) y un niño varón cis fue víctima en contexto de femicidio vinculado (4,5%).
“Los números tienen que ver intrínsecamente con cómo nos construimos socialmente, tenemos que pensar en respuestas más colectivas y territoriales para enfrentar las violencias a las que están sometidas las mujeres y diversidades en Santa Fe. No podemos mirar nada sin perspectiva de género”, dijo Marinaro.
Otro punto importante del informe preliminar es el que se refiere a la edad de las víctimas. El 27,3% tenía entre 15 y 30 años, el 22,7% entre 51 y 70. El promedio aumentó en relación con otros años. La ministra lo relacionó a “violencias tapadas, muy naturalizadas” donde no se permitía pensar la posibilidad de pedir ayuda o denunciar.
Del total de los femicidios y trans/travesticidios, un 68,2% se perpetuó en el hogar de las víctimas y 13 fueron cometidos por parejas, ex parejas o familiares. En casi todos los casos, los crímenes fueron cometidos con armas blancas y de fuego.
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“Cuando asumimos en 2019, Santa Fe tenía la mayor cantidad de femicidios a nivel nacional, y esa tasa no descendía desde hacía cinco años. La respuesta de (gobernador) Omar Perotti fue la creación del ministerio porque a mayor políticas públicas, claramente esas cifras van a descender porque muchos femicidios son evitables”, señaló Marinaro que destacó la Ley Micaela como herramienta para “destrabar los patrones socioculturales, qué generan y son la base de los femicidios”. Para la ministra, es necesario desarmar la violencia machista desde lo cotidiano.
Y cuando Marinaro tomó las riendas de la cartera que dejó Celia Arena para irse a Gobierno, la subsecretaría de género que dependía de Desarrollo Social tenía entre 140 y 160 convenios para fortalecer áreas locales, hoy son 317 de 365.
En relación con las herramientas para avanzar en perspectiva de género y que sean útiles para las municipalidades o comunas, la ministra destacó el Programa de Fortalecimiento, donde cada gestión propone en qué destinar el dinero.
“Tenemos 20 Puntos Violetas funcionando desde Rufino a Villa Guillermina –resaltó, con cierta emoción–, desde lo alto de la provincia hasta la punta de la bota. Son espacios de referencia para los equipos que trabajan ahí y la sociedad. El impacto y la alegría en la comunidad de tener esos espacios es enorme. Desde una vecina, una escuela, intendentes, esa política pública impacta”.
“Estos puntos generan una reparación colectiva porque la mayoría de ellos llevan nombres de víctimas de femicidios. Chiara Páez en Rufino con un salón que se llama Caty; el de Vera es Ana María Acevedo; el de Sauce Viejo, Alejandra Ironici; en Beravebú se llamará Julieta Del Pino y cada vez que van las familias a la inauguración o lo habitan, entre la fatalidad, también se transforma el dolor en lucha y políticas públicas como nos enseñó el movimiento de mujeres”, dijo.