Menos ruidosa. La ciudad amaneció con la notable ausencia de los colectivos, pinceladas de un luto que se renueva con cada crimen ocurrido, pero que en el caso del homicidio de César Roldán, el conductor de la línea 116, despierta la indignación y el hartazgo dada las características conmocionantes de su ejecución.
Los choferes del gremio Unión Tranviarios Automotor (UTA) Rosario decidieron en asamblea continuar con el paro del servicio urbano hasta entrada la tarde, luego del cese de actividades adoptado a partir del homicidio de Roldán ocurrido el pasado sábado cuando cumplía sus funciones en la esquina de Eva Perón y Cullen. Y, por otro lado, empresarios del transporte interurbano recortaron servicios no rentables, que incluyen principalmente, los nocturnos. De esta manera, la semana laboral comenzó con pocos colectivos en la ciudad.
La ciudad sin colectivos obligaba a los ciudadanos y ciudadanas a recurrir a los taxis, bicicletas públicas y otros medios de transporte. Algunos, distantes de las noticias, esperaban sin suerte, mirando el celular con impaciencia y desconcierto. Sin dudas, una postal de una ciudad que sin transporte, remarca la urgente necesidad de encontrar soluciones a la violencia extrema que siembra más y más muertes.