Padres que estacionaban sus autos y dejaban a sus hijos en el colegio. Cerca de las 7.40, el ingreso a la escuela Medalla Milagrosa del barrio Alberdi este miércoles era similar al de cualquier mañana, aunque sólo transcurrieron 24 horas del ataque a balazos contra un empresario textil que llevó a su hijo y a un compañero a la institución en su camioneta y provocó pánico en la comunidad educativa. Un patrullero apostado en el exacto lugar en el que sucedió la agresión, indicaban, no obstante, que no era una mañana cualquiera. 

Esa sensación de normalidad que observó y describió el periodista Ariel Borderi en el programa Radiópolis (Radio 2) fue ratificada, en parte, por el director de la escuela, Luis Alberto García, quien recibió a los padres y conversó con ellos en la puerta del establecimiento. 

“Estamos en la misma esquina donde ocurrieron los hechos de ayer (por este martes). Todavía creo que no hemos podido comprender la magnitud de lo que pasó”, expresó desde el ingreso al colegio de José C. Paz y Superí en la zona norte de la ciudad, donde el martes por la mañana balearon al empresario Diego Giménez, quien recibió un balazo en la mandíbula y requerirá varias cirugías, pero se encuentra fuera de peligro.

Sin embargo, el director consideró que su función “como educador” debe ser “crear espacios para ponerlo en palabras” con los alumnos. “Para desnaturalizar lo que ocurrió. Ayer las clases continuaron en forma habitual, consideré que el clima institucional estaba dado para eso, pero hoy sí, creo que hay que detener la pelota un poco, hablar y expresar lo que ha pasado”, aclaró.

Para García, es necesario comprender que “la violencia se construye desde la niñez y la adolescencia” y resaltó la importancia de prestarle especial atención a la educación: “Desde el papá que se cuelga de un alambrado a gritarle a su hijo ‘matalo’ a un rival, el tránsito, las pequeñas cosas”.

“Lo de ayer fue una balacera y eso trasciende cualquier tipo de cosas, pero es una construcción social. Hemos hablado mucho tiempo de que Rosario sea una ciudad de paz, me parece que todas las fuerzas vivas de la ciudad, la educación entre ellas, tienen que unirse detrás de eso”, pidió.

Por otra parte, le agradeció a la comunidad educativa del Medalla Milagrosa por la confianza, relató que los padres fueron los primeros en enterarse de la balacera mediante un audio que les envió veinte minutos después del ataque y que el martes fue a visitar a los dos adolescentes que iba en la chata. 

“Fuimos a la casa para que también pongan en palabras lo que vivieron y ver cómo los seguimos acompañando”, dijo.