Un ataque con drones de Estados Unidos contra Estado Islámico en el Khorasan (EI-K, conocido en inglés como ISIS-K), el grupo jihadista que llevó a cabo un atentado la semana pasada que dejó 13 soldados estadounidenses muertos, dejó este domingo por lo menos diez civiles muertos en Kabul, entre ellos, siete niños pequeños, según informaron los familiares de las víctimas al diario estadounidense The New York Times.
Las víctimas son parte de una familia, que estaban en un auto, cuando los drones lanzaron el ataque contra un vehículo cercano. Además, incluían un trabajador humanitario para una organización benéfica estadounidense y un contratista del ejército de los EE. UU
Según el medio, Zemari Ahmadi, quien trabajaba en la organización benéfica Nutrition and Education International, estaba volviendo del trabajo a su casa el domingo en su auto. Al verlo llegar, los niños de la familia corrieron hacia el vehículo para darle la bienvenida. Fue en ese momento cuando el dron disparó.
Ahmadi y alguno de los niños murieron dentro del auto, informó The New York Times, mientras otros resultaron gravemente heridos.
El Comando Central de Estados Unidos dijo que el ataque del domingo destruyó un coche bomba del Estado Islámico que representaba una amenaza “inminente” para el aeropuerto de Kabul.
El comando dijo en un comunicado que estaba “al tanto de los informes de víctimas civiles”, y agregó: “Nos entristecería profundamente cualquier posible pérdida de vidas inocentes”.
Este fue el segundo ataque con drones estadounidenses en respuesta a un atentado suicida con bomba y un ataque con disparos fuera del aeropuerto de Kabul el jueves que mató a 13 soldados estadounidenses y más de 170 civiles que intentaban huir del país.
Mientras tanto, en la madrugada del lunes, se lanzaron cohetes contra el aeropuerto de Kabul, pero un sistema de defensa antimisiles interceptó hasta cinco, mientras avanza a un ritmo lento la evacuación internacional a un día de la fecha límite -31 de agosto- para que las tropas estadounidenses se retiren.