La monja francesa Lucile Randon, conocida como la hermana André y considerada la persona más longeva viva en Europa, se recuperó del coronavirus cuando está a punto de cumplir los 117 años de vida.

Randon, nacida en la localidad de Alés el 11 de febrero de 1904, dio positivo por Covid-19 el pasado 16 de enero y desde encontes fue puesta en estricta cuarentena en el cuarto que ocupa en la residencia de ancianos de Sainte Catherine Labouré, situada en Toulon, en el sur de Francia.

"Ni siquiera me di cuenta de que estaba infectada", aseguró la centenaria en declaraciones al periódico local Var Matin. Unas semanas más tarde, la religiosa ya está recuperada.

Un vocero de la residencia explicó que la hermana André no tenía miedo del virus, aunque sí manifestó preocupación por la salud de los otros residentes. En el lugar vivían 88 ancianos, de los cuales 81 contrajeron la enfermedad y diez terminaron falleciendo.

"También le preocupaba si sus horarios de acostarse o de comer iban a cambiar por estar infectada", agregó. "Tener con nosotros al europeo mayor es un orgullo y también una inmensa responsabilidad”, subrayó el responsable de la comunicación de la residencia.

La monja está considerada la segunda persona viva verificada más anciana del mundo, apenas por detrás de la japonesa Kane Tanaka, nacida el 2 de enero de 1903.

A pesar de su edad y de estar ciega y parcialmente sorda, la hermana Andree todavía recuerda los eventos que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial y los tiempos en que trabajó como ama de llaves y maestra en diferentes lugares. Después de la Segunda Guerra Mundial, trabajó durante 28 años en el Hospital de Vichy, donde atendió a huérfanos y ancianos, según publicó Crónica.