La ciudad estadounidense de Nueva York, epicentro de la pandemia del coronavirus, comenzará esta semana a utilizar la radiación ultravioleta para desinfectar sus vagones de sutes y colectivos. Sin embargo los especialistas alertan sobre el uso de la misma.

Desde su descubrimiento en 1878, la luz UVC se convirtió en un método básico de esterilización, siendo utilizado frecuentemente en hospitales, aviones, oficinas e incluso en fábricas de alimentos.

Este tipo de rayo es realmente efectivo para destruir material genético de microorganismos como virus y bacterias, a la vez que impide su replicación. En el proceso de desinfección del agua potable también es clave, ya que algunos parásitos son resistentes a los antisépticos químicos como el cloro.

Si bien, todavía no hay una investigación que confirme que la luz UVC elimina al covid-19, sí hay evidencia de que lo hace con otros coronavirus como el que provoca el SARS , cuyo brote se originó en 2002.

El especialista en enfermedades infecciosas y decano de la facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián (Chile), Carlos Pérez, señaló que esto hace pensar que también funciona en el caso de la actual pandemia.

"Se puede extrapolar. Esta luz es muy intensa y produce alteraciones irreversibles en las estructuras moleculares, en particular en su material genético. Sabemos que es capaz de eliminar organismos vivos en superficies inanimadas donde se aplica, como bacterias, hongos y virus", según publicó BBC Mundo.

Sin embargo, no es todo color de rosas. Esta técnica puede dañar severamente a las personas, por lo que los expertos advierten que se debe manejar con precaución.

Diferentes tipos de luz

Hay distintos tipos de radadiación ultravioleta: La A (UVA) es capaz de penetrar la piel y causar arrugas y manchas en las personas, en tanto que la B (UVB) puede dañar el ADN de la piel y provocar quemaduras solares y, potencialmente, cáncer.

La ultravioleta C (UVC), que es la más nociva, tiene una longitud de onda de luz más corta y enérgica que las demás, lo que la hace más dañina para los humanos. Este tipo de radiación es absorbido por la capa de ozono por lo que nunca llega a la superficie de la Tierra.

"La UVC es altamente desagradable, no deberíamos estar expuestos a ella", aseveró Dan Arnold, quien trabaja en la empresa UV Light Technology y proporciona equipos de desinfección en Reino Unido.

"La UVB puede tomar horas para quemar, pero la UVC lo hace en segundos. Si tus ojos están expuestos... ¿sabes esa sensación arenosa que tienes si miras al sol? Es así multiplicado por 10 y solo después de unos segundos", agregó.

Por este motivo, para utilizar esta tecnología de manera segura, es indispensable contar con un equipo especial y personal capacitado que entienda cómo aplicarla.

Polémica entre Trump y científicos

De ahí se origina la sorpresa de los científicos cuando a fines de abril el presidente yanqui, Donald Trump, sugirió la posibilidad de irradiar los cuerpos de pacientes de covid-19 con luz ultravioleta para curarlos o "simplemente una luz potente".

La idea fue rotundamente rechazada y criticada por varias autoridades sanitarias. Incluso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatizó las lámparas ultravioletas no deben usarse para desinfectar las manos u otras áreas de la piel, debido a que "la radiación UV puede causar irritación en la piel y dañar los ojos".

Nuevo tipo de UVC

A fin de reducir el riesgo de este mecanismo, investigadores de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, están tratando desarrollar un nuevo tipo de UVC, llamado UVC lejana, que sería menos peligroso de manipular. Este tendría una longitud de onda más corta que la UVC normal y podría ser aplicado en lugares públicos con mayor facilidad.