Después de haber estado al límite varias veces y aguantado, el hospital Carrasco finalmente habilitó la sala 3 con 15 camas para pacientes de coronavirus. Era la reserva del centro de salud que se enfocó en la contención de la pandemia en Rosario. Abrió el viernes y en pocos días se ocupó. Los testimonios se repiten: el fin de semana la ciudad quedó a borde del colapso. Este martes sólo quedaba una cama de las 60 que tiene ahora Carrasco, confirmaron desde el hospital a Rosario3. Esa capacidad se pueden estirar hasta las 65 ó 66 camas si se suman los espacio de la guardia. Pero no más que eso.
La situación límite (la ciudad suma 9.706 contagiados y la ocupación de camas oscila en torno al 90 por ciento) se expresa también en la cantidad de personas atendidas por día. Hasta la semana pasada, cuando este medio recorrió los pasillos del Carrasco, el límite era de 200 hisopados por día. El viernes pasado hubo 240. No fue un pico aislado: este lunes fueron 244.
El crecimiento sostenido de consultas y también de internaciones viene acompañado de un fenómeno que los especialistas advierten y piden evitar: un cierto abuso del test oficial. Entre los enfermos, se suman a la cola que suele realizarse por Avellaneda al 1.400 quienes pretenden tener un hisopado “por si acaso” o porque se lo pide el empleador como requisito para volver a trabajar. Los médicos insisten que solo se acerquen a las guardias quienes tienen síntomas genuinos de covid-19. “Le roban espacio al que realmente está enfermo”, plantearon.
El fin de semana, sobre esa misma vereda donde la cola de personas llega a veces hasta la esquina de Zeballos, quedó registrada una imagen sobre la contradicción de esta pandemia. Dos jóvenes pasaron corriendo, una de las actividades vedadas para prevenir contagios, entre la hilera de pacientes y posibles infectados. La foto fue enviada a este medio como síntesis de “las dos caras” de la pandemia.
Desde otro hospital de la región, el Eva Perón, el doctor Gastón Chiganer también fue testigo del desborde de los últimos días y lo contó con crudeza en Radio 2. “En Granadero Baigorria habilitaron más camas y parecía que llovían pacientes. Cuando te llegan diez ambulancias en un día te saturan el sistema, nos llegaron diez ambulancias a terapia intensiva. Habilitaron seis camas, tuvimos ocho ingresos y falleció una paciente”, dijo en el programa A diario.
“Una paciente llegó a las 4 de la madrugada porque no consiguió camas en sanatorios privados, no sabían dónde colocarla. Están desesperados en las ambulancias. Y son pacientes de todas las edades, críticos, llegan ahogados. Hace mucho que estoy en terapia y esto no los vimos nunca, que lluevan paciente de todas las edades, de 30 años; no son de 85, casi todos tienen menos de 60”, agregó.
Chiganer también se detuvo en el efecto de las dos caras de la pandemia en Rosario y analizó que este presente se explica en que “hicimos algo mal”. “No hemos sido responsables, el número de casos es alto y se ve que en los próximos días habrá esta cantidad de pacientes”, afirmó y estimó que sería necesario restringir la circulación de personas (y por lo tanto del virus).
“La cantidad de camas que se ocupan rápidamente llama la atención. Son pacientes que es muy difícil que salgan del respirador”, añadió.
En menor medida, la saturación también impacta en los centros de salud de menor complejidad, sin camas de internación covid, pero con guardia específica y aislada. En el hospital Alberdi, por ejemplo, el espacio reducido para casos graves que esperan una derivación también quedó más chico. Donde cabe uno llegaron a convivir tres pacientes, graficaron a este medio. Y no hay más espacio donde ampliar la sala.
El último reporte oficial de Salud municipal indicó que está ocupado el 88 por ciento de las camas generales del sistema y el 89 por ciento de las críticas (31 por ciento corresponde a covid cuando hace una semana era el 20 o menos).
Carolina Subirá, infectóloga del Sanatorio Parque, aclaró que en el sistema privado ya hay más pacientes covid que no covid (se revirtió esa lógica).
"Nos quedan todavía unas cuatro semanas de arduo trabajo y los casos aún deben subir antes de bajar”, afirmó y dijo que la evolución de la pandemia es “muy dinámica y puede sorprendernos en cualquier momento”.
Además, explicó que a la terapia llegan quienes se infectaron 20 días atrás y por lo tanto aún resta "lo más importante" en materia de internación (ver video).
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