Este viernes se realizó la asamblea normalizadora del sindicato único de estibadores portuarios (Supa) de Puerto General San Martín, intervendio desde 2019 cuando su por entonces titular, Herme Juárez, fue detenido por una causa penal federal que todavía sigue su curso.
Y así como ocurrió hace 15 días con la normalización de la cooperativa portuaria de Puerto General San Martín, el control cambió de manos quedando el viejo cacique sindical desplazado totalmente de la conducción.
En medio de un muy fuerte operativo de seguridad y con los embarques en puertos parados para dar lugar a la asamblea, los asociados al Supa, que son 492 socios eligieron a los miembros que compondrán la Junta Electoral.
Una de las listas era la propuesta por Juárez, quien sí asistió a la asamblea, y la otra por la lista opostiora Celeste y Blanca, que tiene como referentes a Marcelo vergara y Aníbal Cabrera. Y el resultado fue contundente: 417 votaron por la Celeste y Blanca y 74 votaron a la lista de Juárez (bautizada "Recuperación Portuaria), habiendo sólo una abstención. La elección de autoridades será el 15 de noviembre.
Como no podía ser de otra forma, luego de la elección -que se realizó con total normalidad- los opositores calificaron de "histórico" el resulado marcando un quiebre con la histórica conducción personalista de Juárez, quien fuera el arquitecto del crecimiento del sindicato y la cooperativa.
Nuevos tiempos en los muelles
El 15 de septiembre se había impuesto por unanimidad la lista opositora a Juárez en el control de la cooperativa de estibadores. Por lo que el sufragio de este viernes le pone el moño a la salida de Juárez.
La cooperativa por años tuvo el monopolio de la prestación de los servicios de estibaje en los puertos cerealeros de Puerto General San Martín y Timbúes, los más importantes del país.
Con tarifas en dólares y sin competencia, Juárez construyó un imperio económico. Además, al no dejar entrar la competencia, manejó a discreción las tarifas generado sobre-costos en la puertos de la región, que perdían competitividad frente a los de Bahía Blanca.
SI bien la cooperativa prestó siempre un servicio de primer nivel a la altura de las necesidades de los muelles cerealeros, el costo extra nunca terminó de ser digerido por las operadores portuarias.
Con la asunción de Mauricio Macri a la Casa Rosada, los puertos privados forzaron a Juárez a que deje entrar la competencia. Pero como la salida era negociada, pocas empresas pudieron entrar y prestando algunos servicios, porque Juárez (que también controlaba el sindicato de estibadores, que es el que designa a los jornaleros que van a trabajar a las estibadoras) siempre se las arreglaba para poner alguna que otra zancadilla.
Pero recién con la intervención de la cooperativa ese negocio se pudo descentralizar de manera consistente. Es que luego de que corrieron a Juárez se terminaron las maniobras del Supa que retaceaba envío de estibadores a las empresas que le cometían a la cooperativa. En la actualidad, la cooperativa tiene el 55% del negocio del estibaje en la zona. En tanto, Milisenda Servicios Portuarios y Sap son las dos operadoras privadas que lograron asentarse en la prestación del servicio.
Si bien ahora la cooperativa buscará aumentar su actividad, hay confianza en el sector privado que -de la mano de Marco- habrá una fuerte pero leal competencia.
En ese marco, lo más importante es que, por primera vez en 50 años, en marzo pasado, el Supa negoció paritarias con la Cámara de Puertos y la Cámara de Actividades Portuarias.
Por el contrario, durante el reinado de Juárez los jornales de los trabajadores eran fijados unilateralmente por el cacique sindical, y esa suba era trasladada a la tarifa que la cooperativa cobraba a os puertos, por más que -aseguran en los muelles- los aumentos de jornales no terminaban en el bolsillo de los trabajadores. Esas paritarias, homologadas por las autoridades, tienen cláusulas de ajuste que le otorgan previsibilidad a las empresas.