Brian Fernández no está desaparecido. Su mujer Araceli Fessia y su representante Christian Bragarnik lo confirmaron esta tarde. Tampoco es suyo el BMW destrozado que la Policía encontró este lunes por la mañana en Peñaloza y Doldán. Le pertenece a una mujer, pero el delantero de Colón lo utilizaba para trasladarse. La preocupación que generó el estado del vehículo movilizó a los medios. Lo cierto es que, a esa hora, el jugador de 28 años se encontraba durmiendo en la casa de su tío.
Fernández tiene una adicción a las drogas y le ha costado mantenerse en algún club. “Lo llevé a mil lugares. Ya no sé qué más hacer. "Es un muy buen chico”, le dijo Bragarnik al diario Clarín. El empresario, incluso, llegó a pagar una clínica en México de su propio bolsillo. Pero el delantero hasta ahora no logró recuperarse. La última vez que fue internado, salió de la mano de su mamá, Rosana Villagra, que tiene otros cuatro hijos futbolistas.
“Brian se encuentra bien, con el grupo de profesionales que están al tanto de su situación. El auto no estaba abandonado, estaba ahí. Brian lo estaba usando, pero no es suyo, se quedó sin nafta, quedó ahí varado y no lo queríamos poner en condiciones para que no lo siga usando. El tema es que lo veníamos controlando y hoy a la madrugada la gente le robó todo y lo destrozó. Es muy largo de explicar y difícil de entender, pero está bien y tiene un grupo de profesionales que está a disposición de nosotros. La familia ya estaba al tanto de que el auto estaba ahí. Él lo entiende y sabe cuándo está bien, pero estaba mal y lo estaba usando”, aseguró la madre.
Fuentes policiales deslizaron que el ataque sería un ajuste de cuentas por una deuda del futbolista.
El entrenador de Colón, Néstor Gorosito, le bajó el pulgar, tras dos días de esperarlo en los entrenamientos, y al parecer, por el mismo motivo, se cayó el préstamo a San Luis de Quillota. El equipo de la Segunda División de Chile, donde juega Humberto Suazo, desistió de las negociaciones porque el jugador se ausentó de la práctica en el complejo de San Isidro. Venía de jugar en Ferro y Deportivo Madryn. Quería seguir en el equipo santafesino, club del que es hincha.
Los problemas de Brian salieron a la luz en 2015, cuando un control antidoping positivo en un partido de Racing contra River lo expuso públicamente. La contraprueba lo ratificó y se conoció que también había arrojado el mismo resultado el estudio hecho luego del encuentro ante Guaraní por Copa Libertadores. Lo suspendieron por dos años.
A partir de ese momento, tuvo altibajos. Volvió, hizo un gol contra Independiente en Mar del Plata y todos creyeron que sería su redención. No sucedió. A partir de nuevos faltazos, Diego Cocca no lo tuvo más en cuenta.
Fue a préstamo al Metz de Francia, donde no se sostuvo. En Unión La Calera de Chile y Necaxa de México rindió en un alto nivel. A tal punto que el Portland Timbers de EE.UU. pagó 12 millones de dólares por su pase. Sin embargo, le terminó rescindiendo el contrato por incumplir las normas del tratamiento contra su adicción.
Volvió a la Argentina y en Ferro marcó 14 goles en 23 partidos. Pero faltó a los entrenamientos antes del Reducido. Recaló en Deportivo Madryn, donde apenas jugó media docena de fechas. Tuvo una recaída y lo internaron en una clínica. Regresó a Caballito y la familia lo volvió a acudir a los médicos por un brote psicótico tras un confuso episodio en el que le arrojó piedras a un colectivo.
Pareció cumplir la ilusión de la familia este año, jugar en Colón. Pero ni siquiera pudo jugar con Pipo.
“Me quedan seis meses de contrato, nunca dejé de ser jugador de Colón, me fui varias veces a préstamo pero siempre fui de Colón. No tengo que hacer ningún contrato nuevo porque el contrato sigue vigente”, afirmó entonces. Y añadió: “Desde el domingo, Pipo puede contar conmigo. Vengo jugando, haciendo una buena temporada, muchos goles. No vengo de estar parado, sin hacer nada. Vengo de estar en actividad”, manifestó.
“Tenía muchas ganas de ver a los chicos porque me mandaban mensajes, puedo aportarle mucho al equipo. Recibí millones de mensajes, el doble de los que recibí cuando vine la primera vez”, comentó.
Pero Gorosito lo esperó y Brian no fue. Su entorno está dividido. La familia da la cara por él. Su representante desea que salga adelante, pero comentó que ya no sabe qué más hacer.
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