Civilizaciones extraterrestres avanzadas podrían estar en galaxias distantes y comenzó una búsqueda para encontrarlas. Los especialistas pretenden encontrar señales llamadas tecnofirmas. El Instituto SETI, el Centro de Investigación SETI de Berkeley y el Centro Internacional de Investigación en Radioastronomía se unieron para llevar adelante la búsqueda.
En un artículo enviado al repositorio digital arXiv, el equipo detalló su búsqueda de señales interestelares, particularmente frecuencias de radio bajas alrededor de 100 MHz. Para ello utilizaron la ayuda del Murchison Widefield Array, un radiotelescopio situado en Australia Occidental.
El gran campo de visión del telescopio les permitió cubrir aproximadamente 2.800 galaxias en una sola observación. De ellas, los científicos conocen la distancia a 1.300 de ellas. Los investigadores se centraron en un cúmulo de galaxias cerca del remanente de supernova Vela, los restos de una explosión de hace milenios en la constelación del sur.
La búsqueda de inteligencia extraterrestre se centró en gran medida en las señales dentro de la Vía Láctea, por lo que el enfoque en las galaxias distantes hace de este estudio uno de los más completos hasta la fecha. "Cuando consideramos la búsqueda de vida inteligente más allá de la Tierra, a menudo tenemos en cuenta la edad y el avance de la tecnología que puede producir una señal detectable por nuestros telescopios", se lee en el artículo.
Para enviar una señal desde una galaxia distante, una civilización tendría que aprovechar la energía de su sol o de sus estrellas para alimentar tecnología avanzada. Los científicos durante mucho tiempo esperan que "nuestros posibles vecinos extraterrestres" envíen una señal al espacio.
El astrofísico ruso Nikolai Kardashev ideó una escala en 1964 para clasificar el nivel de avance de una civilización según la cantidad de energía que puede utilizar. Los expertos también comenzaron a explorar todas las posibilidades, incluso aquellas sacadas directamente de la ficción. El concepto de esfera de Dyson fue propuesto por primera vez en la novela Star Maker de 1937. Esta estructura superavanzada encierra una estrella y captura suficiente energía para alimentar una civilización.
Aunque el último estudio no pudo detectar ninguna firma tecnológica, nos acerca un paso más a localizar a nuestros vecinos distantes. "Este trabajo representa un avance significativo en nuestros esfuerzos por detectar señales de civilizaciones extraterrestres avanzadas", afirmó la coautora Chenoa Tremblay.