Ante miles de rosarinos y rosarinas y después de dos años, se volvió a elegir a la pareja embajadora cultural del Encuentro y Fiesta Nacional de Colectividades. Candela Mayer de Casa Balear e Ignacio Ángel Mateo Torletti Marull de Centre Catalá son los representantes de este año, luego de que se terminara con la tradición de la reina y las princesas en 2017. El cambio tuvo como objetivo evitar las distinciones de género, dejar atrás requisitos etarios y acentuar el carácter cultural de la nominación.
Candela Mayer participa en la colectividad desde el 2004, cuando tenía cinco años. Llegó a la Casa Balear por su familia, ya que sus padres se conocieron justamente en una edición de Colectividades, bailando para distintos centros. Su familia está marcada por esta fiesta tradicional rosarina.
"Es un orgullo ser embajadora, sobre todo para que puedan conocer un poco más sobre mi colectividad y que puedan ver nuestras costumbres y fiestas. Quisiera compartir los bailes típicos que hacemos que son muy elegantes y hermosos. Además de que hay muchas fiestas típicas que se representan en varias regiones de España, pero que cada una tiene su propia impronta, como por ejemplo los Dimonis de Sant Antoni que es una de las más importantes de Mallorca", cuenta.
Al momento de destacar una comida típica menciona el frito mallorquín, que puede encontrarse en el stand de Casa Balear. "Obviamente, los tragos de Ibiza son las estrellas de todas las noches en nuestro puesto", destacó.
"Me encanta que Colectividades haya vuelto a la presencialidad. Sobre todo porque nací acá y fue muy triste vivir dos meses de noviembre tanto del 2020 como del 2021, desde casa o con una fiesta diferente. Todos los años el primer día de Colectividades me veo bajando por calle Córdoba escuchando la mezcla de música y de aromas. Este año ese sentimiento se vivió mucho más fuerte", aseguró.
Por su parte, Ignacio Ángel Mateo Torletti Marull también se mostró emocionado de haber sido elegido embajador. "Estoy muy contento y sorprendido. La verdad que no lo esperaba. Tengo 42 años y desde muy chico participo de mi colectividad, participé de todas las fiestas que se hicieron. Desde chico me llevaban mis abuelos y me vestían de catalán y bailaba en los escenarios. Por eso el Centre Catalá es una segunda casa. Tengo una alegría inmensa", señaló.
"La pandemia fue muy difícil y también algunas personas fueron perdiendo el contacto con los grupos de baile de cada colectividad, en ese sentido, los que somos un poco más grandes tuvimos que volver a los escenarios para formar nuevos grupos de baile. Por eso cuando me eligieron embajador fue una emoción tan grande, ver a nuestra colectividad reconocida y además compartirlo en familia, porque bailamos entre hermanos y sobrinos", detalla.
Su madre es descendiente de catalanes y sus abuelos fueron muy importantes para transmitirle la cultura. A pese de ello, destacó sobre todo la argentinidad: "El valor es colocar la bandera Argentina al lado de cada bandera de nuestros ancestros, de cualquier colectividad. Y eso me lo inculcó mi abuela, que nos ponía la escarapela argentina, ya que fue el país que le abrió las puertas a su familia cuando huyeron de la guerra".
"Creo que las personas, además de ver los bailes y comer cosas diferentes, buscan en este evento conocer y sentirse más cerca de las costumbres de cada lugar", destaca.
Sobre la comida principal de su colectividad recomienda la paella y hay otro plato que dice que es sencillo, pero muy rico, que consiste en un pan de campo con tomate que tiene ajo. Y sobre los postres, en especial, la crema catalana.
En relación con volver a la presencialidad después de dos años, dice que se siente el carácter festivo que se vive en cada momento, no solo desde que comenzó la fiesta en sí, sino también desde que retomaron los ensayos. "Hay mucho ánimo de encuentro y de alegría", finaliza Ignacio.