Cuarenta y cuatro de los principales científicos del clima del mundo pidieron a los responsables políticos nórdicos que aborden el colapso potencialmente inminente y "devastador" de las corrientes clave del océano Atlántico.

Según publicó el sitio especializado Space.com, mediante una carta abierta publicada en línea el lunes 21 de octubre, el climatólogo de la Universidad de Pensilvania Michael Mann y otros científicos eminentes afirmaron que los riesgos de debilitar la circulación oceánica en el Atlántico fueron subestimados en gran medida y justifican una acción urgente.

Las corrientes en cuestión son las que forman la Circulación Meridional Atlántica (CMA), una gigantesca cinta transportadora oceánica que incluye la Corriente del Golfo y transporta calor vital al hemisferio norte. Las investigaciones muestran que la CMA se está desacelerando y pronto podría alcanzar un punto de inflexión debido al calentamiento global, lo que llevaría al caos al clima de la Tierra.

"Un cambio de esta magnitud en la circulación oceánica tendría consecuencias devastadoras e irreversibles, sobre todo para los países nórdicos, pero también para otras partes del mundo", escribieron los científicos en la carta. Entre los países nórdicos se encuentran Dinamarca, Islandia, Noruega, Finlandia y Suecia.

Según la carta, un colapso de la AMOC (sistema de corrientes oceánicas que transportan agua caliente desde los trópicos hacia el Atlántico Norte) provocaría un enfriamiento importante y condiciones meteorológicas extremas en los países nórdicos. Esto agrandaría y profundizaría una extraña "mancha fría" que ya se ha desarrollado sobre el este del Atlántico Norte debido a la desaceleración de las corrientes que transportan calor.

El colapso de las corrientes oceánicas también es probable que precipiten impactos climáticos en todo el hemisferio norte, amenazando la agricultura en el noroeste de Europa, según la carta.

Según los científicos, otras regiones también sufrirían los efectos. Si la AMOC se detuviera, provocaría un desplazamiento hacia el sur de los sistemas monzónicos tropicales, con consecuencias catastróficas para la agricultura y los ecosistemas. La detención de las corrientes oceánicas también podría aumentar aún más los niveles del mar a lo largo de la costa atlántica estadounidense y provocar un estado de "convulsión" en los ecosistemas marinos y la pesca.