Según la versión del boliche Ming, la noche en que Carlos Orellano fue a bailar allí y murió no funcionaba el VIP, por lo cual sostienen que es falso de que fue echado de allí, y no hubo ningún incidente violento. Sí existió, siempre según la versión del local, un incidente “no violento” por el cual “un personal de seguridad femenino retiró del boliche” a Carlos Orellana y lo dejó en la puerta, el último lugar donde se lo vio con vida.
Adrián Martínez, abogado del dueño de Ming Guillermo Woelfin, fue quien hizo pública la postura del boliche, en diálogo con el programa A diario, de Radio 2.
El letrado fue contactado, dijo, porque al empresario le secuestraron el teléfono celular, lo cual, entiende, implica “algún tipo de sospecha en este lamentable suceso”.
Martínez destacó la “total colaboración” a la Justicia por parte de Ming, al punto que pudieron entrar “tres veces al boliche sin la correspondiente orden de allanamiento” e incluso Virginia Creimer, perito de la familia, pudo ingresar con el abogado de la querella y el padre de Carlos a recorrer el lugar y recolectar pruebas.
Sobre por qué las cámaras de Ming filmaban pero no grababan, dijo que es un problema que había comenzado días antes y que el dueño del boliche de La Fluvial se había comuncido con el técnico y para solucionarlo. Justamente porque Woelfin declaró eso fue que, se supone, le secuestraron el celular.
Luego dijo que el personal que estaba esa noche en el boliche explicó que esa noche no funcionó el VIP, con lo cual descartó que, como sostuvo el padre, Carlos haya sido agredido por los patovicas luego de intentar ingresar allí sin la invitación correspondiente.
“El personal de seguridad niega que haya habido un incidente violento en toda la noche. Un personal de seguridad femenino, por un incidente no violento, lo retira del boliche y lo deja en la puerta”, remacó.
Martínez adelantó que este miércoles presentará en Fiscalía una lista con las 40 personas que trabajaron esa noche en los disintos sectores de Ming para que puedan ser citados como testigos.
En cuanto a la autopsia, dijo que el perito contratado por Ming, Mario Vignolo, dio una versión muy diferente a la de la perrito Creimer, pues le transmitió que “no se observaron signos de violencia externa, fracturas ni violencia interna, ni lesiones viscerales” en el cuerpo de Carlos Orellano .