La ensayista y escritora argentina Beatriz Sarlo contó que durante su juventud tomó la decisión de abortar tres veces y que siempre que lo hizo "fue un alivio". La mujer de 78 años apoyó la media sanción de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
En una entrevista con Luis Novaresio, Sarlo se refirió al debate que tuvo lugar dentro de la Cámara de Diputados horas antes de que se tratara el proyecto para el aborto legal, aprobado este viernes con 131 votos a favor, 117 en contra y seis abstenciones.
Acerca del debate parlamentario sobre la ley de IVE, Sarlo dijo que escuchó cuatro discursos "muy buenos" de legisladores del Frente de Todos y de Cambiemos que se mostraron a favor de la iniciativa.
También destacó que "hubo buenos discursos en contra" y consideró que "fue un muy buen debate".
Sarlo aprovechó la ocasión para recordar su participación en la campaña "Yo aborté" de la desaparecida revista Tres Puntos, en la que famosas, intelectuales y escritoras contaron en primera persona que habían abortado.
"Tengo una visión completamente laica sobre la cuestión del aborto, o sea que no me costó nada. Lo que dije es que realmente fue un alivio en cada una de las situaciones que pasé y no me costó nada decirlo", señaló.
Sobre el contexto en el que decidió someterse a los abortos (los años 60), la escritora dijo que "era una época en la que los anticonceptivos, las famosas pastillitas o diafragma, a veces no se conseguían. Sólo estaban en una farmacia de la calle Florida, que estaba a la vuelta de la Facultad de Filosofía y Letras".
Por ese motivo, explicó que las pastillas anticonceptivas "a veces no se conseguían y podía pasar que alguien que no deseaba en absoluto un embarazo lo obtuviera".
Vocación maternal y "épica feminista"
Según contó, desde joven "no se sentía con una vocación maternal", señalando que "a los 17 años ya sabía que no quería tener hijos" y que eso la llevó a mantener "una relación muy problemática" con su familia.
Sarlo también consideró que ser mujer le benefició en su carrera. "Al revés de la épica feminista, mi sentimiento es que me favoreció ser mujer y ser muy peleadora, no respondía a una imagen tradicional de mujer en 1960. Era una boxeadora con minifalda y creo que a mí me favoreció sobre ciertos amigos".
La ensayista también dio su opinión sobre el término "feminazi" diciendo que es "una pavada", "una imagen banal" que busca desvirtuar el movimiento feminista.
Lenguaje inclusivo
Además, sobre el uso del lenguaje inclusivo consideró que "cada uno tiene que hablar como quiere", para lo cual planteó que la lengua "no responde a los deseos de los sujetos y mucho menos a sus ideologías".
"La palabra 'gaucho' quería decir vago y malentretenido. Eso quiso decir todo el siglo XIX hasta comienzos del XX. Cuando llegaron los inmigrantes italianos y gallegos, los gauchos pasaron a ser la esencia de la nación. Y la palabra pasó a ser no vago y malentretenido, sino una persona que te hace favores", ejemplificó.