Contenedores que chorrean desperdicios generando islotes de inmundicias.
Un tránsito vehicular que se vuelve más dificultoso por la circulación de hombres-carros.
Las dos escenas que se repiten y multiplican en el micro y macrocentro de Rosario dan sustento al dato arrojado por un censo elaborado por la Municipalidad de Rosario durante el primer semestre de 2024: hay un 40 por ciento más de cartoneros que en 2021, y de ese porcentaje la mayoría son personas de entre 24 y 40 años que han tenido que recurrir a la basura como modo de supervivencia tras haberse quedado sin trabajo. Son “paracaidistas”, cartoneros a la fuerza, que carecen de oficio y que hurgando entre lo que otros desechan, logran parar la olla. Muchas son mujeres.
El último censo determinó la existencia de 582 recuperadores que actuaban entre avenida Pellegrini, bulevar Oroño y el río. Rosario3 tuvo acceso a los primeros resultados de la medición actual que da cuenta que hay 237 trabajadores de la basura más, por lo que la población asciende a 819, un 40% arriba. Según explicaron desde el municipio, para este operativo se tomaron como base los puntos de acopio integrados por colectivos de cartoneros que mantienen contacto con la Dirección de Economía Popular: Centro de acopio municipal (Richieri y Montevideo), Centro de acopio “La Toma” (Tucuman y Corrientes), Centro de acopio “Canal 5” (Libertad y San Juan), Centro de acopio “Pueyrredón” (Rivadavia y Pueyrredón), Centro de acopio “El Esfuerzo” (Tucumán y Lima), Centro de acopio “La Peruana” (Cortada Ricardone y Mitre), Centro de acopio “El Barquito” (avenida Francia y Carballo), Centro de acopio “Centro” (San Luis e Italia). De los 819 censados, 704 pertenecen a los ocho grupos de acopios mencionados, mientras que 115 pertenecen a “La Lagunita” y “Grupo Calasanz”. Estos últimos forman parte de los centros de acopio nuevos que se encuentran ubicados en los barrios, donde el relevamiento continúa en curso.
Nicolás Gianelloni, secretario de Desarrollo Humano municipal, advirtió que preveían un aumento de cartoneros –por “una creciente demanda social, por las últimas estadísticas a nivel nacional y las distintas medidas económicas tomadas que iban a incrementar la indigencia”–pero señaló: “Queríamos corroborarlo con un trabajo uno a uno, para detectar cuál es su situación social, cuánto tiempo llevan en esta actividad, si tienen asistencia del Estado, dónde viven, cómo son las familias y el grado de educación, entre otros aspectos”.
Los invisibles
El relevamiento, en este sentido, oficia de radiografía de una actividad que cada vez es más notable en el centro y en los barrios, de la mano de los registros de pobreza y marginalidad en el país. Aunque son evidentes cuando se sumergen en los contenedores, también en sus bordes separando desperdicios o arrastrando bestialmente carros bajo el sol, Gianelloni considera que se ha naturalizado la existencia de los cartoneros o cirujas al punto de no verlos. “Han sido invisibles”, observó al aclarar que el objetivo del censo es sacarlos a la luz y conocerlos.
Para la gran mayoría de los censados, el cartoneo es su actividad principal. “Lo que notamos es un aumento importante de gente que hace poco que se incorporó al circuito de recolección informal, son parte de este incremento del 40%. Es gente que hace menos de un año tenía otro trabajo, quizás en la construcción u otro tipo de actividad y ahora, está haciendo esta tarea”, reveló el funcionario. Son fácilmente reconocibles porque carecen de carros y hasta están desprovistos de ganchos para abrir los volquetes. Andan solos, sin circuito, y desconocen los “vericuetos” de la actividad.
Estos recién llegados comenzaron a disputar la basura con los cartoneros de oficio, quienes realizan la tarea de forma sistemática y ordenada, muchas veces organizada en cooperativas. Según confirmaron desde la subsecretaría de Economía Social, un recolector informal camina entre 8 y 12 horas por día para juntar un promedio de 230 mil pesos en un mes (el precio del cartón es de 80 o 90 pesos el kilo, cada recuperador recolecta entre 110 y 130 kilos diarios, con lo cual, reúne unos 9.600 pesos diarios).
“La mayoría de los cartoneros que censamos no son de los grupos de acopio que están organizados, hasta a veces tienen su camión, juntan en un barrio y traen lo recolectado al macrocentro”, aclaró y profundizó al respecto: “Hicimos el censo porque veíamos gente suelta que no tiene un lugar de referencia y de paso, le ofrecimos el centro de acopio municipal para comenzar un vínculo. Es gente nueva que no tiene el oficio y que muchas veces sale a ver lo que hay”.
La mayor parte de los recolectores son varones, pero se advierten más mujeres que antes. “Un dato que nos llamó la atención –continuó el secretario–, es un incremento en la población de mujeres”, indicó y agregó: “También, respecto a 2021, hay un aumento en la edad. Antes era una población más joven y ahora no son chicos y chicas, sino que son personas de más de 40, podemos decir, que entre 24 y 40 años, que tras perder su empleo consideran cartonear para tener un ingreso”.
El censo reveló que la mayoría de los trabajadores de la basura tiene un lugar donde vivir mientras que el 15 por ciento está en situación de calle. “Tratamos de establecer cuál es el circuito que hacen desde su casa hasta el lugar donde recolectan y la gran mayoría son del noroeste y el oeste, son los dos distritos donde hay más cartoneros”, precisó al tiempo que admitió que se han topado con familias enteras removiendo contenedores en búsqueda de cartón, comida u otros materiales vendibles. “Mayoritariamente el que cartonea es el varón, pero hay grupos familiares con niños. Por supuesto no está permitido, por eso les damos charlas sobre el tema de los derechos de los niños y trabajamos para que ellos entiendan que no está bien”, manifestó.
Uno por uno
A fin de acercarse a los recolectores de residuos, la Municipalidad de Rosario abrió en 2021 el Centro único de acopio, en Montevideo 2880, un espacio para reunirlos y en el cual, aquellos cartoneros que recién empiezan o están por las suyas, pueden contar con un lugar para comer e incluso bañarse. Actualmente, según detalló, el 30 por ciento de la población que se dedica a la actividad, asiste al lugar.
“Había mucha gente suelta que no estaba participando en ninguno de los grandes grupos de acopios y que aparte, caminaba muchos kilómetros por día para traer sus carros de sus barrios hasta la zona en la que, efectivamente acopian o recolectan entonces en este centro de acopio que está en el macrocentro, pueden dejar los carros y descansar. Es un trabajo muy duro”, explicó.
“El centro nos da la oportunidad de charlar con ellos distintas cosas, como por ejemplo, el trabajo infantil o el consumo. Pudimos hacer campañas de vacunación. Acarrean problemas de salud porque es un trabajo en el que tienen que hacer mucho esfuerzo físico. Hacemos un monitoreo médico con la Secretaría de Salud ya que es gente que está en una situación de mucha precariedad”, continuó y agregó: “También de mucha informalidad en su trabajo, entonces tratamos de acercarnos para brindarle los derechos del acceso a la salud y a la educación a través de una escuela primaria y la escuela de la Universidad”, destacó.
El abordaje social de los cartoneros permite a Gianelloni asegurar que, más allá de la crudeza de la tarea, “ellos tienen mucha dignidad de su trabajo”. Aunque no reniegan de la actividad, se muestran ávidos por aprender a hacer otras cosas. “Toman con mucha pasión las herramientas que se les ofrece para buscar otra perspectiva de vida, los talleres y cursos. También acuden al psicólogo y se abren”, comentó.
“Es gente que atraviesa una situación informal, pero que busca trabajo y salir adelante honestamente”, profundizó y remarcó sobre la intervención que encabeza desde el municipio: “No hay ningún manual sobre cómo abordar este tipo de situaciones de modo universal, entonces es uno a uno y por eso salimos a hacer este censo con entrevistas sobre sus historias”.