El ministro de Seguridad de la Nación Aníbal Fernández recibió a los nuevos agentes federales- se estima que arribaron unos 400– que desde este miércoles comenzarán a trabajar en Rosario, en medio de una escalada de violencia y de una pueblada en Empalme Graneros contra vendedores de droga al menudeo. “Nadie puede estar viviendo con el corazón en la boca por cosas de estas características. Terminémoslo de una vez por todas para cortar con todo lo que sea necesario”, indicó.
En el predio situado en Circunvalación y Newbery, el titular de la cartera de Seguridad agradeció la llegada a los gendarmes y policías federales y les reclamó “vocación” para obtener resultados positivos. “Gracias a jueces y a fiscales presentes, necesitamos de sus materiales para allanar y romper con una estructura que ganó espacio y que nosotros necesitamos que vuelva a la normalidad”, expresó.
“Es imperioso que entremos en todos los lugares y lleguemos hasta el hueso. Quiero hacer una separación clara entre el gobernador y el intendente que heredaron una situación de estas características y no son cosas que uno debe soportar calladamente”, enfatizó.
Fernández remarcó que el objetivo del nuevo arribo de fuerzas federales es que “los pibes puedan caminar en la calle sin temor a que los lastimen”. “Los que están llegando hoy no es otra cosa que una parte de los que van a seguir llegando. Tenemos que seguir haciendo tareas en cada uno de los barrios, con trabajo, con responsabilidad. La presencia es fundamental”, amplió.
“Hay que seguir el dinero también para romper una rosca que hace daño y por donde camina el tema más difícil. Hay que seguir invirtiendo para producir cambios definitivos. No nos vamos a quedar quietos”, concluyó.