Luego de que esta semana el Indec informara un aumento del 262,8% en el precio de los alquileres durante 2024, año en que la inflación acumulada en la Argentina fue de 117,8%, agrupaciones de inquilinos no son optimistas sobre lo que puede pasar este año para ese sector.

“Creo que vamos a estar igual o un poco peor que el pasado en materia de viviendas. Cuando las condiciones para alquilar son tan injustas, las consecuencias son obvias”, pronosticó este miércoles en Radio 2 el presidente de la Federación de Inquilinos Nacional, Gervasio Muñoz, que es además referente de la Asociación Civil Inquilinos Agrupados.

“Es un año electoral y supongo que después de la victoria que va a tener el oficialismo, va a profundizar sus medidas económicas”, estimó en el programa La primera de la tarde.

Analizó que “el alquiler se parece bastante a la tarifa de servicios” en el sentido que “no lo podés dejar de pagar porque quedás en la calle”. Entonces, lamentó, “cualquier aumento uno lo tiene que afrontar como sea, endeudándose, eliminando otros gastos, y el mercado inmobiliario se aprovecha. El mundo regula eso, acá se va a contramano”.

“Hasta que no se construya otro sentido común acerca de la política de vivienda, vamos a padecer muchísimo esta etapa”, advirtió Muñoz, y a modo de ejemplo repasó una realidad que se vive en Buenos Aires, donde hay “lista de espera para una habitación de hotel”, por la que piden 300 mil pesos mensuales con baño compartido y otras condiciones poco cómodas, pero a menor precio que algunos alquileres.

Pero en ese caso, señaló, “son celdas sociales, se vive de una manera muy indigna, sin ley ni Estado”, como ocurre también en pensiones o habitaciones.

Repasó un relevamiento que la Federación realizó en diciembre último y que arrojó que “la mitad de los inquilinos se había endeudado para comprar alimentos”, mientras que en cuanto a reducción de gastos, “la mitad recortó en alimentos y en salud, mientras que el 90 redujo en salidas u ocio”.

Dijo que se sigue viendo “gente que tiene que terminar el contrato” al no poder pagarlo, con muchos casos de “jóvenes que vuelven a la casa de los viejos, jubilados que se van con algún hijo o a pensiones, mientras que otros quedan en la calle”.