Después del botellazo que sufrió en la cabeza hace tres años, Daiana Travesani pensó mucho en la muerte. También en dejar su carrera. El 27 de octubre de 2016, cuando fumaba un cigarrillo en la puerta del bar cultural La Chamuyera, alguien –nunca se supo quién– arrojó una botella que impactó de lleno en la cabeza de Daiana, de por entonces 24 años. El botellazo le provocó fractura y hundimiento de cráneo y secuelas en su movilidad. Hoy puede decir que es feliz, muy feliz. A poco de recibirse de licenciada en Ciencias de la Educación, comenzará a trabajar en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que este martes presentó el cupo laboral de personas con discapacidad.
“Estoy muy feliz”, aseguró Daiana a Rosario3 tras su designación en el área de Derechos Humanos de la UNR. La sonrisa se le escuchaba en la voz.
Más temprano, en contacto con el programa Radiópolis (Radio 2), contó que en el acto de este martes, donde se presentaron a los seis seleccionados del cupo, tuvo que pedirle a una compañera que la pellizcara, sólo para saber que no estaba soñando.
Era un sueño de verdad, hecho realidad. Muy distinto a las pesadillas que a veces la atormentan tras el botellazo y no la dejan dormir.
Durante una entrevista para Mesa de Diálogo (El Tres), Daiana habló de aquel 27 de octubre y de todo lo que vivió después: los gritos de esa noche, el frío que le recorrió el cuerpo y despertarse en un cuerpo desconocido.
Daiana tardó en volver a caminar y ahora lo hace con la ayuda de un bastón. Así descubrió una ciudad que no está preparada para personas como ella y comenzó una militancia activa por la diversidad funcional que hoy inicia una nueva etapa desde la UNR.
La futura licenciada en Ciencias de la Educación fue designada al Área de Derechos Humanos. Todavía no sabe qué tareas deberá cumplir pero hay algo que hará sin que se lo pidan: que la Universidad sea más accesible. Más transitable, más amable.