¿Quedan madres que cocinan milanesas caseras?
Este 8 de marzo, las mujeres y disidencias vuelven a llenar las calles como muestra de una lucha que lleva décadas. La pandemia puso a las tareas de cuidado en el centro de la escena. El home office, la maternidad y las tareas domésticas se convirtieron en un combo explosivo para muchas mujeres.
Los tiempos están cambiando y las hijas de amas de casa se revelaron para que su vida sea diferente, buscando una independencia inculcada por madres que en muchos casos no la tuvieron. "Hija mía, estudiá para tener un futuro y no tener que depender de un marido", es el consejo que se escuchó en muchos hogares.
A pesar de esta lucha de años, hoy las mujeres dedican en promedio 6,4 horas por día a tareas de cuidado del hogar, de sus hijos, de los adultos mayores. Este trabajo al asumirse como propio del género se transforma en invisible. Casi el 76% de las mujeres realizan este tipo de tareas. No siempre es una elección, responde más bien, en la mayoría de los casos, a un mandato social en el que el trabajo doméstico se piensa como un sector de la economía feminizado y es de los peores remunerados y con mayor informalidad.
Según un informe elaborado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, en Argentina las tareas domésticas y de cuidados no remuneradas son el sector de mayor aporte en toda la economía. Aportan el 15,9% del PBI. Además, 9 de cada 10 mujeres realizan tareas de cuidados y las mujeres le dedican más de 96 millones de horas diarias a estas tareas. Mujeres que se dedican a cuidar familias propias y ajenas porque, en la mayoría de los casos, ese trabajo continúa cuando vuelven a casa.
Mujeres que rompieron etiquetas
Este informe recoge las experiencias de cinco mujeres dedicadas a rubros diferentes. Algunos de ellos históricamente considerados “trabajos de hombres”. Algunas de ellas se enfrentaron al patriarcado sin ser conscientes de que lo hacían.
Bibiana Alonso, camarista penal, presidió el tribunal del juicio de apelación del caso Paula Perassi y el juicio a la banda narcocriminal Los Monos. Es una mujer que logró posicionarse en un entorno como el poder judicial, donde ser mujer tiene sus costos.
Emilse Chimenti es la Jefa de Policía de la Provincia de Santa Fe desde septiembre de 2020. Además, fue la primera mujer en formar parte del comando radioeléctrico en los años 90.
Silvina Gandini es música, compositora y docente de música y lenguajes artísticos. Decidió no tener hijos, dedicarse plenamente a su carrera y afirma que sus hijos son sus obras.
Florencia Rovetto es doctora en periodismo y ciencias de la comunicacion, y secretaria del area de género y sexualidades de la UNR. Está convencida de que todo lo que logró fue gracias a la presencia y acompañamiento de su madre y la elección de un compañero de vida con quien dividió las tareas de cuidado.
Andrea Pandasis es colectivera, madre de dos hijos y durante muchos años se dedicó unicamente a concretar tareas de cuidado. Cuando sus hijos se volvieron adolescentes decidió dar un giro a su vida y persiguió su sueño postergado, en parte por maternar, de ser colectivera. Hoy su familia cuenta con orgullo su historia y ella habla de la conformidad que siente por hacer lo que realmente siempre quiso ser.
¿Quedan mujeres con caldo en la heladera?
Este concepto se desprende de una canción de la cantante española Rigoberta Bandini que se llama “Ay Mamá”. El tema habla de las madres de “caldo en la nevera”, que son las mismas que cocinan milanesas caseras en Argentina. De forma connotativa, Rigoberta con esta canción hace un homenaje a madres de otra generación que tenían caldo en la heladera como símbolo de entrega, pendiente, hacendosa, dedicada a su casa, a sus hijos, esas madres que daban tápers cuando iban sus hijos a comer a sus casas, años después de que los jóvenes se independizaran. Esas mujeres que preguntan si comimos, qué comimos, o si hace frío en el lugar en el que estamos.
En la actualidad ser una mujer que “hace milanesas caseras” responde a repensar cómo, en algunos estratos sociales, la crianza emocional fue ganando terreno. El tipo de madre que tenía como actividad única y central cuidar de sus hijos ya no existe como colectivo, la mayoría de las mujeres ya no están dedicadas al ámbito familiar en cuerpo y alma.
Hace cuarenta años, muchas mujeres no eran muy afectuosas físicamente pero si brindaban su cariño a través de la comida. No jugaban en el suelo ni soltaban discursos sentimentales, pero tenían siempre listo el desayuno, la comida, la merienda y la cena. Hacían un caldo emocional.
Algunas mujeres dedicaron su vida a ser amas de casa y una parte importantísima de su tiempo a la cocina y tareas de cuidado. Hoy algunas de ellas reniegan de no haberse dedicado a poder inventar cosas, escribir, liderar, estudiar en la universidad y hasta consideran que habrían podido tener una vida creativa y no resignada. Mujeres que hicieron lo que pudieron para educar a otras mujeres y hombres que hoy tienen vidas plenas. Esas mujeres hoy merecen ser reconocidas en sus tareas y también comprendidas.
Actualmente cada vez son menos las mujeres que guardan “caldo en la heladera” desde lo simbólico. Las mujeres que cocinan hoy en día muchas de ellas lo elijen, no lo viven como un lugar de opresión en el que aparecen patrones como “tengo que cocinar para esta familia porque es mi obligación”. También los avances de la industria alimentaria sirvieron para simplificar este tipo de tareas.
Hoy algunas de las mujeres que cocinan lo hacen porque lo deciden, no porque sean obligadas. No lo sufren como parte de un engranaje mecánico y frío de supervivencia familiar y lo hacen en conjunto con sus parejas. Pero todavía queda un largo camino por recorrer porque, en el año 2022, muchos hombres dicen que “ayudan” en casa, en su propia casa, y en esos hogares es en los que las tareas domésticas recaen principalmente sobre ellas aunque trabajen las mismas horas fuera de casa.