El sábado 7 de mayo, a las 10, el pedagogo italiano Francesco Tonucci brindará una conferencia internacional destinada a maestras y maestros, en torno a su nuevo libro “Vida de clase. Cinco años con Mario Lodi y sus alumnos”. El evento organizado por la UNR, se podrá presenciar a través del canal de YouTube de la Universidad Nacional de Rosario. La actividad se realiza en el marco del Proyecto de investigación con foco en los 25 años de “La ciudad de los niños y de las niñas en Rosario”, que coordina la doctora en educación Carina Cabo y apunta a la planificación de políticas públicas, con un grupo de 28 investigadores, desde distintas disciplinas: arquitectura, comunicación, trabajo social, derecho, ingeniería civil, psicología, ciencias políticas.

El libro ya había sido publicado hace dos décadas, pero, la editorial Losada lo reeditó, a pedido del autor porque el 17 de febrero Mario Lodi habría cumplido 100 años.
Tonucci cuenta la experiencia de su amigo Mario, un maestro italiano, con quien compartió cinco años.

Quién fue Mario Lodi

 

Mario Lodi (Piadena, 1922- 2014) fue un pedagogo, escritor y profesor italiano. Se graduó como maestro en 1940. Sus metodologías educativas se inspiraron inicialmente en las de Célestin Freinet y su trabajo fue impecable en relación con el mundo de la escuela y los niños.

Las características fundamentales de su método se basaban en la escucha, como un valor vinculado a una actitud de humildad del maestro que nunca comienza la lección sin antes haber dado la oportunidad a los niños de expresarse, de contar sus experiencias y sus pensamientos. Escribió libros, recibió premios y  fundó la “Casa De Las Artes y el juego” en analogía con la Casa de Maria Montessori. 

Tal como dice Tonucci, el libro no pretende ser ningún modelo, sino sólo una invitación a la lectura; a una lectura atenta y apasionada que permita a cada docente descubrir que tras los productos escolares están los niños, con su diversidad, sus problemas, sus familias, sus juegos, sus dolores y alegrías. O sea, una invitación a comenzar con espíritu de aventura el viaje alrededor del mundo niño.

“Vida de clase. Cinco años con Mario Lodi y sus alumnos”

 

“El libro cuenta la experiencia de este maestro italiano, amigo de Tonucci. Se reedita, a pedido de Francesco a la editorial Losada, porque el 17 de febrero Mario Lodi hubiera cumplido 100 años.

Los alumnos de este maestro eran hijos de agricultores, obreros, artesanos y comerciantes de Piadena y zonas aledañas”, reseña la profesora Cabo y describe la publicación que será centro del evento.

El libro está dividido en 3 partes: Primer grado, Segundo a quinto grado y Propuestas didácticas.

Primera parte, Primer grado

 

En esta etapa primera etapa, Lodi plantea la importancia de la coexistencia entre la escuela y la familia, a sabiendas que el niño convive en ambos espacios. Por eso se considera un co-educador ya que los padres participan en la programación del aula.

Señala que las habilidades sociales, como solidaridad, compromiso o respeto, se aprenden, y que la atención y el interés por la clase deben promoverse y ganarse, por eso no sólo hay que evaluar al alumno, sino también al docente.

Además, valora la importancia de hablar y escuchar en el aula, el hecho de hablar juntos es el hilo conductor de todas las actividades escolares. La enseñanza de la ciencia también es un punto importante él.

Segunda parte, De 2° a 5° grado

 

Para esta parte, Lodi reunió cuatro volúmenes de diarios de clase “El mundo”, donde recoge en una documentación única, experiencias colectivas importantes, tal como una excursión de varios días. En dicho relato se construye una memoria colectiva.

También los niños escribieron una novela durante 2 años lectivos. Desarrollaron una trama, elaboraron capítulos y buscaron soluciones creíbles. La expresión era libre: no todos los chicos preferían la novela, la poesía o la pintura, sino que cada uno podía elegir el lenguaje más afín a él.

Los niños hablaban de sus problemas, de sus miedos, pero no sólo conversaban sobre ellos, sino que trataban de descubrir causas y sugerir soluciones

El error es un elemento importante de investigación para Lodi, implica observar con atención los errores gramaticales, de cálculo o de conducta y ver su lógica y sus motivaciones para solucionarlo.

En cuanto a la enseñanza de la ciencia en lugar de invitarlos a razonar donde los niños hubieran acudido a las enciclopedias, se los invitaba a investigar en casa. Para Lodi, la curiosidad no es una actitud banal y casi lúdica, sino que es la base de la actitud científica, en la “necesidad de saber” que se convierte en “placer de saber”. Los niños investigan el mundo pequeño, cercano en el tiempo y en el espacio en los primeros años, que se va ensanchando gradualmente a medida que crecen los intereses las necesidades y los instrumentos de conocimiento de los niños.

En cuanto a la inclusión, no se plantea la existencia de niños con discapacidad en los 311 diarios, sin embargo, queda clara la diversidad de reproducciones; pero Lodi no ponía nunca de relieve los problemas como factores de discriminación. Entre sus alumnos se encontraban niños epilépticos o tartamudos, por ejemplo.

Si bien el maestro parece ausente en las páginas del diario de clase, interviene en las discusiones, aunque los textos son escritos por los niños. Reconoce que hay muchas cosas que no conoce y que accede a través de sus alumnos y otras veces les proporciona instrumento adecuado, los acompaña en sus miedos y problemas y cree en sus fantasías y, a su vez, en su programación respeta sus necesidades e intereses de cada uno de ellos.

Tercera parte. Propuestas y técnica didácticas

 

En esta etapa, la propuesta del libro apunta a reconocer el juego como una actividad seria donde el niño puede estar atento durante mucho tiempo. Es necesario una escuela que entusiasme, que infunda el gusto y el placer de leer de escribir y de comprender la realidad, una escuela que acepte el niño lo respete como persona y que le exija compromiso.

Lodi considera que todo niño tiene derecho a un crecimiento óptimo, proporcional a los verdaderos niveles de su punto de partida y de sus posibilidades y la escuela tiene que garantizar a cada cual la posibilidad de contribuir al trabajo colectivo y de extraer en él la mayor ventaja posible.

Todos los lenguajes expresivos son usados. La arcilla, la pintura, la carpintería, la imprenta y el diario de clase fueron las distintas herramientas que usó Lodi para la implementación de sus ideas.

La escuela era visitada por pescadores, artesanos, titiriteros, hilanderos; todos venían a hablar de lo que conocían bien porque es parte de su experiencia de su vida.

Sin embargo, el maestro sigue siendo el garante de toda esta compleja actividad escolar: el que elige los momentos, los modos, mantiene abiertos los problemas y encuentra material de confrontación, en los libros en lo que puede verificar y profundizar. Y la escuela debe ser permeable en sus muros permitiendo salir y entrar otras experiencias culturales.