El estudio cuantitativo, en el que participaron 13 equipos de investigación, tenía como objetivo contar con datos de referencia sobre las desigualdades en el acceso a los derechos desde una perspectiva interseccional que, entre las conclusiones, detalla que desde el punto de vista socioeconómico el estudiantado del sector medio-bajo fue particularmente el más afectado.
Al respecto detalla que las dificultades fueron particularmente profundas en los hogares con nivel socioeconómico bajo (NSEB), en donde “el 39,7% del estudiantado del nivel primario se mantuvo vinculado de manera intermitente con el sistema educativo, y el 3,4% estuvo totalmente desvinculado”.
Sin embargo, fue en el secundario donde “más impactó la intermitencia y desvinculación de los y las jóvenes en el sistema educativo: el 15,9% se mantuvo desvinculado completamente de la enseñanza, y el 29% lo hizo de modo intermitente”, detalla el informe que publica hoy la Agencia Universitaria de Comunicación de la Ciencia, el Arte y la Tecnología (UNCiencia).
“Las desigualdades educativas durante la virtualidad no solo se profundizaron en términos de sectores socioeconómicos, sino que también parecieron reproducirse por nivel educativo, siendo el secundario el nivel más afectado”, explica Susana Andrada, una de las investigadoras y coordinadora del estudio.
La investigación incluyó 665 encuestas realizadas en los hogares de la ciudad de Córdoba en pleno contexto del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), entre el 19 y 27 de marzo de 2021.
La falta de conectividad fue el principal problema, con el 55,6% de los hogares con NSEB, mientras que esta dificultad representó menos del 20% en los hogares con nivel socioeconómico medio (NSEM).
La insuficiencia de dispositivos, como computadoras, celulares e impresoras alcanzó al 36,1%) y el desconocimiento sobre cómo manejarlos el 32,3%, además de los inconvenientes para afrontar los pagos de las cuotas escolares.
“La mayor desconexión con el sistema educativo que mostraron las juventudes pertenecientes a familias con menos recursos no solo puede explicarse por la escasez de dispositivos y la falta de conexión a internet, sino también por factores que trascienden el ámbito escolar, pero que impactaron directamente en ese espacio”, añade Andrada.
Al respecto agrega que la pandemia de Covid-19 “cambió la vida cotidiana de todas las personas, pero afectó de manera diferente las formas de sociabilidad del ciclo vital”, como la falta de espacios de socialización de las y los jóvenes con sus pares, las tareas domésticas y de cuidado”.
También se sumaron o intensificaron en muchos casos, la “reclusión al ámbito del hogar y el peso que cobraron las actividades escolares en sus vidas cotidianas, pueden haber marcado ritmos de intermitencia y discontinuidad en sus procesos educativos”.
Por otra parte concluye en que el primario fue el nivel educativo que tuvo la mayor vinculación permanente con la escuela (71,9%), aunque este porcentaje es más importante en los sectores con ingresos superiores, y el 56,9% en el sector socioeconómico bajo.
La investigadora agrega que estos datos permiten un primer acercamiento al impacto que tuvo la pandemia, y alertan sobre la necesidad de profundizar en otros aspectos, tales como las vivencias de niñas, niños y jóvenes, y las valoraciones institucionales de los aprendizajes realizados en un contexto de fuerte restricción.