Las aulas del siglo XXI están cada vez más adaptadas a la era digital. Tablets y pantallas interactivas son herramientas comunes que prometen revolucionar la enseñanza. Sin embargo, la expansión de la tecnología ha suscitado un debate sobre su verdadero impacto en el aprendizaje. Un estudio reciente de Epson destaca que una alta dependencia de dispositivos digitales puede generar deficiencias en el aprendizaje. Actualmente, buena parte de los docentes alrededor del mundo opina que estos dispositivos podrían tener efectos negativos. Aun así, se continúa promoviendo la innovación digital y el uso de la inteligencia artificial en las escuelas, lo que plantea varias incógnitas: ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cómo asegurar que la tecnología realmente enriquezca el aprendizaje? ¿De qué manera abordar la brecha digital y garantizar el acceso equitativo a la tecnología? ¿Y cómo capacitar a los docentes para integrar la tecnología de forma efectiva en sus clases?

El reto de la tecnología en el aula

Para entender el impacto de la tecnología en la educación, es fundamental escuchar a quienes están más cerca de los estudiantes. Las mejoras tecnológicas, sin duda, han facilitado la vida estudiantil: una tablet es más liviana y fácil de transportar que una pila de cuadernos, y acceder a un libro electrónico es más práctico que cargar varios libros. Además, la exposición a la tecnología está ayudando a los estudiantes a desarrollar habilidades digitales esenciales para el futuro laboral.

Sin embargo, la tecnología ha traído también nuevos desafíos para el profesorado. Desde la planificación hasta la corrección de tareas, muchos docentes sienten que su carga laboral se ha incrementado.  Además, los profesores deben aprender y adaptarse continuamente a las nuevas tecnologías, enfrentándose a desafíos como el uso de herramientas como ChatGPT para hacer trampa y la complejidad de sistemas de control.

Qué opinan los docentes sobre el impacto tecnológico

Al preguntar a docentes europeos sobre el efecto de notebooks y tablets en el aula, el 86% identificó algún problema. En España, más de la mitad (54%) notó una disminución en las habilidades de lectura y retención, mientras que el 28% observó una menor atención en clase. Asimismo, el 62% de las familias españolas afirma que gestionar el tiempo de pantalla se ha vuelto más difícil con el uso de tecnología en las tareas.

Encontrar el equilibrio adecuado

La solución no es eliminar la tecnología, sino encontrar un equilibrio. El 88% de los docentes y familias en España ha observado beneficios en el uso de libros y hojas de trabajo tradicionales en el aula. Más de dos tercios (69%) de los profesores opinan que estos métodos mejoran las habilidades de lectura, mientras que el 52% cree que los materiales impresos favorecen la retención de conocimientos.

Ahora existe una oportunidad para equilibrar el uso de recursos digitales y materiales impresos en las aulas. Con ello, los docentes podrían destinar menos tiempo a gestionar herramientas digitales y más a enseñar, adaptándose mejor a los distintos estilos de aprendizaje. El 46% de los profesores considera que los materiales impresos son más útiles para los alumnos con necesidades diversas.

La tecnología como un complemento en la enseñanza

La tecnología siempre tendrá un lugar en las aulas, pero no debería ser la única herramienta. El desafío consiste en equilibrar la innovación con prácticas pedagógicas respaldadas por evidencia, apoyándose en las experiencias de quienes están en la primera línea educativa. Es esencial que políticos, docentes y fabricantes de tecnología trabajen en conjunto para asegurar que la misma realmente contribuya al aprendizaje.

Con un enfoque equilibrado, se puede construir un sistema educativo que dote a los estudiantes de las herramientas necesarias para el futuro, tanto en competencias digitales como en habilidades fundamentales y una comprensión profunda que provenga de la interacción entre soluciones digitales y materiales tradicionales.

Fuente: educacion3.0