“A pesar de tener deseo de ver a sus amigos y volver a la situación escolar, los niños pueden resistirse a separarse de sus padres o quienes los cuidaron en este período, tras pasar un prolongado tiempo dentro de casa juntos.”, dijo Andrea Abadi, Directora del Área de Neurodesarrollo.
La especialista aseguró sin embrago que “tratándose de una situación nunca antes experimentada, no se cuenta aún con evidencia de cómo impactará esta experiencia en nuestra población infanto juvenil”.
“Si bien volver a la escuela se espera con mucha expectativa, también genera sentimientos de ansiedad e incertidumbre”.
Abadi explicó que la resistencia puede generarse porque salvo ocasiones puntuales, “los niños nunca han pasado tanto tiempo sin ir a la escuela ya que este período se prolongó más que las vacaciones de verano”.
Sin embargo, los profesionales de INECO advierten que el mayor desafío es el desapego que se generará luego de meses de compartir tiempo que probablemente antes no se compartía.
“Previo a la pandemia, un pequeño se separaba de sus padres sabiendo que lo iban a buscar al colegio al final de la jornada. En esta situación epidemiológica, los padres han estado cuidando a los niños, en muchos casos no han salido a trabajar y se han permitido situaciones regresivas, como volver a dormir todos en la misma cama, vestirlos, o darles distintos gustos a los que se han acostumbrado.”, indicó Abadi.