El argentino Franco Tenaglia se encuentra en el centro de atención del mundo del deporte luego de vencer este sábado al puertorriqueño Tony Soto y convertirse en campeón del mundo de boxeo sin guantes.
En Marbella, España, el argentino se subió al ring de la promotora Bare Knuckle Fight Championship (BKFC) para disputar el título mundial de peso ligero. Lo que hizo aún más notable este enfrentamiento fue el trasfondo de superación y lucha personal que ha caracterizado la vida de Tenaglia.
Elogiado por su tenacidad y estilo de pelea agresivo, captó la atención de figuras legendarias de las MMA, como Conor McGregor, copropietario de BKFC, razón por la cual tuvo su mayor reto hasta la fecha: luchar por el cinturón mundial de peso ligero.
Antes de la lucha, Tenaglia confesaba: "Es la pelea de mi vida. Voy a tener enfrente a un montón de gente que quiero. Van a ver la mejor versión de Franco Tenaglia". Y, sin dudas, terminó sucediendo.
Nacido en Burzaco, provincia de Buenos Aires, Franco Tenaglia emigró a los 18 años en busca de mejores oportunidades para desarrollar su carrera en los deportes de combate. Sin embargo, su travesía hacia el éxito no fue nada fácil.
En sus primeros años en Europa, se enfrentó a situaciones extremadamente duras, incluyendo noches en las que tuvo que dormir en la calle en Gales. "Me daba vergüenza decirle a mi entrenador que dormía en la calle", confesó en una entrevista, recordando sus días más oscuros.
En un intento por sobrevivir, se vio involucrado en peleas clandestinas organizadas por gitanos galeses y, eventualmente, hasta en la mafia albanesa, una de las más peligrosas del mundo. Fue en ese ambiente donde comenzó a forjar su carácter y a desarrollar la dureza necesaria para competir en los niveles más altos.