“Es un honor y un privilegio que me esforzaré por aprovechar al máximo”. Tranquilamente pudo ser la frase de Javier Mascherano cuando, sin antecedentes, fue elegido para un puesto preponderante dentro de la Asociación del Fútbol Argentino. Pero es la referencia que hizo El Jefecito al ser confirmado hace unos pocos días como entrenador de Inter Miami, cuyo gran atractivo es la presencia de Leo Messi y un cúmulo de figuras que resolvieron ir a terminar sus carreras a las huestes de David Beckham o Jorge Mas, como se prefiera.
Justamente Mascherano que fue sostenido férreamente por Claudio Tapia, por Lionel Scaloni y hasta por Messi cuando su ciclo tambaleó al frente de la selección sub 20 y también la sub 23, que a su mando sumó malos resultados como el Manchester City junta pases frente al Southampton en la Premier. Quizás no sea el mejor ejemplo porque el presente del equipo de Guardiola no es el mejor, pero bien vale la comparación. El City volverá a juntar pases. ¿Y Mascherano? Javier dejó plantada a la selección ante la primera oferta que tuvo. ¿Y los procesos?
“El objetivo es ayudar a la institución a alcanzar nuevas metas y brindarles a los fanáticos más momentos inolvidables. Me atrajo mucho la ambición de Inter Miami y la infraestructura que tiene para respaldarla”, exageró el ex capitán de la selección argentina, que sorprendió con su decisión. Fundamentalmente por el fuerte respaldo que recibía permanentemente de las personas más importantes de la AFA.
Quizás Mascherano se haya sacado un peso de encima dejando su cargo en el predio de Ezeiza. Seguramente Inter Miami genera menos presiones que las selecciones juveniles y un fracaso allí no tiene las repercusiones que tuvieron sus tropiezos con los chicos de Argentina.
Javier dejó plantada a la selección ante la primera oferta que tuvo. ¿Y los procesos?
En cualquier caso, resulta muy dificultoso sostener los argumentos de la mayoría de los entrenadores cuando se refieren a los benditos procesos si ante la primera propuesta sus palabras vuelan por el aire. Quizás no sea culpa de Mascherano que esto haya pasado. Si él hubiera sido cesado en su cargo en el momento correcto, este comentario no existiría.
“¿Mi futuro? Ahora, tomarme el avión mañana y ver a mis hijos, que extraño mucho”, dijo el entrenador tras la eliminación en los Juegos Olímpicos de un equipo que era un avión de última generación.
“Hablé con Chiqui Tapia y le dije: «De ahora en adelante, la renuncia está todos los días en tu escritorio»”, señaló el ahora entrenador de Inter Miami.
Quizás estaba forzado, se sentía obligado y el apoyo hasta de los jugadores de la mayor lo presionaron para continuar en un cargo que no quería o para el que no se sentía preparado.
¿Y los procesos? ¿Y los proyectos? ¿Y la camiseta?
En el fútbol es muy común que los protagonistas queden presos de sus palabras.