Fondo celeste y blanco y buzo a tono. Desde su casa actual en Bélgica, donde juega y es mánager deportivo del Royal Daring, Manuel Brunet se prestó a charlar con Rosario3.com para repasar, entre otros temas, su experiencia dorada en los Juegos Olímpicos.
Brunet empezó desde muy pequeño a jugar hockey en Universitario de Rosario, dónde pasaba días enteros junto a su familia. Siempre estuvo ligado a ese deporte que eligió y lo catapultó a la gloria. Lo que pocos saben es que hoy podría estar gritando goles al lado de La Fiera Rodríguez y Nacho Scocco.
"En mis inicios y hasta los 12 años jugué en paralelo hockey y fútbol. Siempre fui muy apasionado del fútbol, me gustaba mucho. Tengo el recuerdo de haber jugado en Newell's durante un buen tiempo. Pero luego me terminé inclinando por el hockey por varios motivos: el deporte en sí, las amistades de aquel momento", explicó el rosarino.
Y agregó: "Además el ambiente era otro, la competencia era otra, en el fútbol todas las semanas aparecían 4 o 5 jugadores nuevos con una presión y una ambición bien diferente a la del hockey. Todo eso sumado a que nosotros con mi familia fuimos siempre de estar todo el día en el club (Uni) fue lo que me terminó de convencer a la hora de elegir un deporte. E indudablemente fue un acierto el camino que tomé" remarcó entre risas.
La gloria eterna en Río 2016
El mayor anhelo que un deportista amateur puede tener es ser campeón olimpíco. Y Manu es uno de los pocos privilegiados que pudo vivir ese momento único: "Haber conseguido una medalla de oro olímpica es lo más alto a lo que uno puede aspirar como deportista" contó. Y en seguida agregó: "Fue algo muy lindo que en su momento disfruté mucho, tuve la suerte de compartirlo con mi familia y amigos que pudieron estar ahí. Fue fantástico! Pero no me quedé demasiado atado a eso porque de ese modo es difícil seguir avanzando".
Con Chapa Retegui en la conducción, Gonzalo Peillat como goleador y Brunet como estandarte, la selección argentina de hockey llegó silbando bajito y obtuvo la medalla dorada en Brasil. Lo que para muchos fue una gran sorpresa, Manu no lo vivió así: "Para la gente que no estaba tan en el tema, la medalla puede haber sido una sorpresa gigante, pero para mí no fue tan así. Mirá, te cuento: el día de la ceremonia inaugural, nosotros tuvimos una charla entre los jugadores y decidimos no concurrir porque jugábamos al día siguiente. Ese fue el parámetro de que sabíamos lo que íbamos a buscar. Yo tuve la suerte de haber estado en Londres 2012 y la verdad que participar de una ceremonia olímpica es increíble. Pero decidimos no ir para no desenfocarnos del gran objetivo. Esa noche en la Villa nos quedamos charlando y yo me acuerdo que a mí me preguntaron en ese momento si yo firmaba volver con una medalla de bronce (lo que para el hockey masculino ya hubiese sido histórico pues jamás había ocurrido) pero dije que no porque estaba convencido de que podíamos estar en la final olímpica" cuenta emocionado.
El camino a la dorada
Argentina comenzó el torneo con un buen empate ante una potencia, Holanda. Luego, venció a Canadá, cayó ante India (en lo que fue su único traspié en el certamen), igualó con Alemania y cerró el grupo derrotando a Irlanda. En cuartos venció a España, en semis a los duros alemanes por goleada y en la final a Bélgica.
Hubo varios momentos claves de esa consagración, aunque para Manu hubo uno crucial: "Desde el inicio teníamos una confianza bastante grande, pero el partido que resultó un quiebre fue el de cuartos de final con España. Había mucha presión y fue muy duro porque ellos juegan parecido a nosotros. Íbamos ganando, nos empataron faltando poco y cerca del final lo ganamos de penal. Ese fue el partido bisagra porque llegamos a un lugar donde Argentina nunca había llegado (la semifinal)".
Tanta confianza tenía Manu en esa selección, que en las semanas previas se animó a vaticinar el gran logro en su intimidad familiar: "Unos días antes de partir para Río mi hermana Julia me trajo una caja de bombones Marroc que es una de mis golosinas favoritas pero no las comí. Le dije a mi familia que la iba a guardar con una nota y la iba a comer al regreso de los juegos y eso hice: la guardé con un papel en el que escribí "esta caja me la como con la medalla de oro colgada" y no se la mostré a nadie hasta que volví de Brasil. Al final no la comí, todavía la tengo en casa guardada como un gran recuerdo" contó.
Cómo se vive un juego olímpico
El ex volante albiceleste también habló de lo que significa la cita Olímpica: "Un Juego Olímpico es algo muy diferente a cualquier otro torneo que te puede tocar jugar. Especialmente por la comunión que hay entre las distintas disciplinas y delegaciones. El hecho de estar ahí con deportistas como Manu Ginóbili o Del Potro es muy lindo, nos pone a todos en el mismo lugar. Ellos mismos de hecho se ponen en el lugar del amateurismo y le preguntan al otro por su deporte particular. Por ejemplo, a nosotros me acuerdo que estando en Río y a medida que íbamos avanzando en el torneo, la delegación argentina cada vez sabía más de hockey, cada vez se juntaban más a ver los partidos, cada vez eran más los que nos pedían entradas. Fue increíble" narra con asombro y emoción.
La bronca con la conducción actual
El oro olimpíco pudo haber sido un trampolín para un mayor crecimiento del hockey masculino en nuestro país. Sin embargo, para Manu sucedió todo lo contrario: "Creo que la medalla se usó mal. De un logro así se tendría que haber sacado mucho más provecho del que sacó. Creo que todos los que fuimos parte de eso tomamos caminos diferentes y a ojos míos se eligió mal. Hubo demasiados egos y todo lo que nos permitió lograr esa medalla de oro es como si se hubiese olvidado", contó.
Y agregó: "Todo esto fue un largo proceso: en 2005 salimos campeones del mundial Junior en Holanda. Fueron 11 años hasta Río, siempre avanzando. Pero a partir de ahí todo cambió. Fueron pocos los que pusieron el equipo y camiseta por delante de uno mismo. La mayoría trabajaron mal: dirigentes, jugadores, entrenadores..." tiró enojado.
Entonces, aportó un ejemplo claro: "Mirá, cuando un jugador empieza a decir "este sí, este no" por cosas que van más allá de lo hockistco, es cuando se confunden los caminos. Hoy nos encontramos con que un Peillat, que es el jugador más preponderante del mundo, no forma parte del seleccionado desde hace tres años por este motivo. Yo hoy tengo otras prioridades, pero a mí como hincha del hockey me genera dolor que sea así. Y no es el único eh: Joaquín Menini hace unos años que está jugando en la mejor liga del mundo (en el FC Rotterdam holandés) y no forma parte de la selección porque a un jugador o entrenador o a un grupo de 3 o 4 personas se les ocurre que no tiene que estar porque es amigo de tal o cual, cuando en realidad tiene calidad de sobra para estar ahí".
Luego, sumó: "Cuando se hacen estás cosas, en algún momento se pagan y Argentina hoy lo está pagando. Tenía todo para seguir jugando finales y sin embargo en estos 5 años no volvió a jugar una final. La realidad es que quién mejor trabaja es el que a largo plazo obtiene mejores resultados y me parece que Argentina hace varios años que viene trabajando mal" sentenció.
Y en el mismo sentido, fue tajante en cuanto a las posibilidades del hockey de obtener una medalla en Tokyo: "Ambos seleccionados (Leones y Leonas) podrían ser candidatos, pero cuando te encontrás con que tenés al mejor tirador del mundo por escándalo y lo tenés afuera, es como que te sacás chances. Y en las mujeres pasa lo mismo: la tenés a Flor Habif que es una de las dos o tres mejores volantes centrales del mundo pero por ser la novia de Peillat o porque dice lo que piensa y a alguno no le gusta, está afuera. Así es complicado".
Pese a esta dura y triste descripción, Manu aclaró: "Que yo piense totalmente distinto a los que conducen o a los que entrenan no significa que no quiera que a Argentina le vaya bien. De hecho, yo acá en Bélgica tengo en el club (del cual es jugador y director deportivo en forma simultánea) a dos de los chicos de la selección (Nahuel Salis y Nicolás Cicileo) y ojalá ambos puedan estar en la lista para Tokyo y les vaya muy bien. Mi disgusto con el seleccionado va por otro lado"
El regreso al pago
Como ocurre los grandes cuando emigran, en Universitario todos sueñan con el regreso de Manu para coronar su exitosa carrera. Sin embargo, el volante no genera demasiadas expectativas: "Uni es como mi segunda casa, pero hoy estoy muy cómodo e instalado con mi familia acá en Bélgica y es difícil pensar en volver y jugar un año allí, pero sí tal vez el día que me retire, que ya no falta mucho, pueda hacer ahí el partido de despedida" cerró.
Dale Manu, venite! Te esperamos con los brazos abiertos.