La primera atleta transgénero en competir en unos Juegos Olímpicos, la neozelandesa Laurel Hubbard, quedó eliminada este lunes en la arrancada de la categoría de más de 87 kilos de halterofilia, pero está “profundamente agradecida” por la oportunidad.
La levantadora de pesas neozelandesa, realizó los tres intentos en arrancada fallidos, y quedó descalificada automáticamente sin llegar a medirse en la prueba de dos tiempos. “Desde el punto de vista deportivo no cumplí con los estándares que me había impuesto y tampoco los que esperaba de mí mi país”, reconoció la atleta a los medios.
En el primer intento, la neozelandesa quiso a alzar 120 kilos, pero no pudo lograrlo. Trató de aumentar el peso a 125 kilos en los siguientes intentos, pero tampoco tuvo éxito y abandonó la plataforma con una inclinación de cabeza y gesto de agradecimiento.
“Agradezco al Comité Olímpico Internacional (COI) por su compromiso en demostrar que el deporte es para todos, es inclusivo y esto es fabuloso”, afirmó la atleta agradeciendo al COI por todo el apoyo en el camino hasta aquí.
Por otro lado, también dedicó palabras de agradecimiento a Japón, país anfitrión, por “llevar a cabo estos Juegos en una situación extraordinaria y en circunstancias tan difíciles”.
Hubbard, de 43 años, nació varón y compitió en categoría masculina antes de hacer la transición a mujer pasados los 30 años. Se volvió elegible para la categoría femenina después de cumplir con los criterios del Comité Olímpico Internacional (COI) para los atletas transgénero.
Su presencia en Tokio provocó críticas que argumentan que Hubbard se beneficia de otras ventajas ligadas a su pasado como hombre, lo que hace que su presencia sea injusta de cara a otras competidoras.
Algunos defensores del deporte femenino, incluida la excampeona de tenis Martina Navratilova, expresaron sus reservas porque creen que la inclusión de deportistas transgénero corre el riesgo de cuestionar las victorias ganadas con esfuerzo para mejorar el estado del deporte femenino.
Del otro lado, la participación olímpica de Hubbard fue también considerada una victoria para la inclusión y los derechos de las personas transgénero.
Laurel Hubbard es la primera atleta transgénero que compite en unos Juegos Olímpicos desde que en 2015 el COI cambió su reglamento para permitir una mayor inclusividad y diversidad.