En medio de un clima de fiesta total, la selección argentina estrenó su título del mundo con una victoria 2 a 0 ante Panamá con goles de Thiago Almada y Lionel Messi en los últimos 15’ del partido. Argentina dominó de principio a fin el encuentro pero recién en el último cuarto de hora logró romper el cerrojo panameño que llegó al Monumental dispuesto a defenderse con una férrea doble línea de 5.
El partido arrancó a ritmo cansino, con Argentina dominando pero sin acelerar. La primera acción clara llegó recién a los 17’ con un tiro libre de Messi que devolvió el travesaño tras una dura infracción que le habían cometido al propio 10.
Un rato después el local tuvo otra chance con un pase filtrado de De Paul a Mac Allister que el volante del Brighton no alcanzó a conectar ante la salida del arquero visitante. Después de los 40’ Argentina tuvo otras dos claras que por poco no terminaron en gol: primero Messi apiló un par de rivales pero su remate final se fue por arriba y luego Enzo Fernández hizo lucir al portero panameño con un gran disparo de afuera.
En el complemento se vio la misma tónica: la Albiceleste tomando el protagonismo y atacando y Panamá bien parado atrás. En el inicio, las ocasiones llegaban solo de pelota parada. A los 4’ Messi casi anota un gol olímpico. Luego estuvo cerca con dos tiros libres que tapó Guerra.
Más tarde fue Di María quien hizo revolcar al arquero visitante. Segundos después Fideo fue reemplazado por Dybala y se llevó una tremenda y merecida ovación, lo mismo que Enzo Fernández (cuando le dejó su lugar a Paredes). Antes ya habían entrado los Martínez (Lautaro y Lisandro) y Thiago Almada y luego fue el turno de Acuña. Scaloni hizo jugar a todos los que pudo.
Guerra parecía invulnerable hasta que pasados los 30’ llegó el esperado gol: Thiago Almada pescó un rebote en el palo del enésimo tiro libre de Messi y conquistó el, a esa altura, más que merecido 1 a 0. Argentina se puso arriba y las tribunas deliraron...pero faltaba la frutilla del postre para que la fiesta sea completa: el gol de ÉL.
Y cuando parecía que ya no había tiempo, apareció un nuevo tiro libre al borde del área. Esta vez Guerra no tuvo nada que hacer. Messi acarició el balón con su clase y la pelota se metió arriba, contra el palo, con su sello. Ahora sí: 2 a 0. Gol de Messi. Festejo alocado. Noche redonda para las más de 83.000 almas que colmaron El Monumental. Y que la fiesta no se termine nunca…