Gastón García es uno de los grandes judocas de la historia argentina: fue cuatro veces olímpico y ganó dos diplomas: fue 7° en Seúl 88 y 5° en Atlanta 96. Además, logró 3 medallas panamericanas: Oro en Mar del Plata 95, y bronces en La Habana 91 y Winnipeg 99.
El rosarino repasó en Rosario3 su prolífica carrera olímpica: "Fueron cerca de 20 años en ese nivel, no es fácil. Yo perdí la primera clasificación a unos Juegos en Los Ángeles 1984 con solo 16 años y después logré clasificar a Seúl, Barcelona, Atlanta y Sidney. Previo a Atenas 2004 yo seguía en la alta competencia, pero el estado decidió sacarme la beca por una cuestión de edad y ya se me hizo imposible llegar a mis quintos Juegos. Y aparte estuve en Beijing 2008 como entrenador de Miguel Albarracín".
Gastón comenzó a practicar judo de chico y tiene toda una vida dedicada a ese deporte. Actualmente es docente en Gimnasia, su club de siempre, el que lo formó en sus comienzos: "Nosotros somos una familia muy ligada al judo. Somos tres hermanos varones que nos dedicamos a eso. Mis hermanos llegaron a ser campeones sudamericanos", contó.
Y en seguida añadió una historia conmovedora: "Con mi hermano (Pablo) que tiene 3 años menos que yo, en una etapa compartimos categoría y entrenábamos siempre juntos. En un torneo llegamos los dos a la final, combatimos fuerte y tuve la desgracia de hacerle una técnica que le lesionó la rodilla. Había mucha euforia en aquel torneo. Y cuando llegamos los dos al vestuario, llorando nos dijimos que no íbamos a volver a luchar nunca más entre nosotros. Seguimos compitiendo en otros torneos y si llegábamos a la final o se dejaba ganar él o me dejaba ganar yo pero nunca más competimos o luchamos en serio entre nosotros", dijo Gastón visiblemente emocionado.
Pero los gestos con su hermano no terminan allí: "En un momento él decidió dar un paso al costado y dejarme a mí como el representante nacional de la categoría. Eso fue muy fuerte. Es un gesto que yo guardo siempre en mi corazón. No todos lo hacen. Él tenía las mismas posibilidades de ir a un Juego Olímpico que yo pero decidió liberarme el camino y se fue a trabajar a Alemania. En ese momento, yo ya tenía un Juego Olímpico e iba en busca del segundo. En casa siempre hicimos todo en base a esfuerzo y sacrificio. Tuvo un gran apoyo de familia y amigos y mi sueño era devolverles algo a todos ellos. Quería ganar una medalla olimpíca y compartirla con toda esa gente porque sin ellos no hubiese podido llegar a ningún lado" explicó.
Y las anécdotas con su hermano Pablo continúan: "En el camino a los Juegos de Seúl, tuvimos una primera clasificación a un Panamericano que se hizo en Buenos Aires. Los que ganaban ese torneo iban al Panamericano clasificatorio a Seúl. Yo llegué a la final contra un judoca muy bueno de Buenos Aires con quién ya había combatido varias veces. En aquel momento yo tenía el problema de que se me salían los hombros (de hecho había estado a punto de dejar la actividad por eso). Ya en la mitad de la lucha mi rival, que me conocía muy bien, me hace una toma y me saca el hombro. Cuando me pasa eso yo me tiro al piso porque no podía hacer otra cosa, y mi hermano se mete al Tatami y el árbitro ante esa extraña situación pide el Mate, que significa parar el combate, para sacarlo a mi hermano de la colchoneta (obviamente) y ahí en el desconcierto aproveché para colocarme rápidamente el hombro y continuar la lucha y finalmente pude ganarla. Eso me posibilitó ir al Panamericano donde quedé segundo y logré la clasificación, así que a mí hermano le debo todo", rememoró.
Aquella medalla que no fue
En Atlanta 1996 Gastón quedó a un pasito de ganar la medalla olimpíca que tanto deseaba. En la final por la de bronce un fallo arbitral polémico lo perjudicó: "En Atlanta yo estaba muy bien. Venía de ganar la medalla de oro panamericana en el 95, dónde vencí en la final a un competidor estadounidense que había sido medalla de plata olimpíca y en la gira previa del 96 yo venía sacando bastantes medallas, así que llegaba muy bien. En esos Juegos gané 3 combates y perdí otro muy parejo con el representante de Francia que luego ganó la dorada. Así que fui por el 3° puesto con Corea. Cuando empezó el combate yo alcancé a tirarlo, una toma que claramente era puntuación, pero los jueces no lo marcaron. En ese momento, el presidente de la federación internacional era coreano y a los jueces los elegía ese propio presidente. Fue extraño porque lo marcaron y lo borraron y no me lo dieron finalmente. Yo después cometí un error táctico y perdí, pero si la puntuación hubiese sido marcada como correspondía, yo hubiese cambiado mi táctica", contó.
Y agregó: "Yo cuando sacaba una ventaja era muy bueno cuidándola. Y hasta psicólogicamente influye, porque si vos metés una puntuación, es como que te agrandás" recuerda, aún con bronca por lo que pudo ser y no fue.
Entonces, explicó por qué nunca habló del tema en el pasado: "En aquel momento y más allá de la bronca no dije nada. Seguramente porque como docente y formador no me permitía decir 'me robaron la lucha' pero tiempo después mis propios alumnos venían y me decían: 'Profe usted marcó ese punto' yo les contestaba que sí. Pero es difícil decirlo porque cuando vos enseñás nunca podés ir en contra de los jueces. Pero tiempo después me lo replanteé y decidí contarlo. Por qué no lo voy a decir si fue así?" explica.
El espíritu olimpíco
"Una ciudad se prepara durante cuatro años para recibir a un pequeño grupito de atletas de todo el mundo, unos 200 de Argentina. Entonces uno siente algo muy especial y se siente muy halagado por eso. Además tenés la suerte de convivir con los mejores atletas de todas las disciplinas del mundo. Me he sentado a comer delate de Federer, Nadal, Oscar De la Hoya, Nadia Comaneci. Y cuando he hablado con algunos de ellos, por más famosos o millonarios que sean, muchos llegan a la conclusión de que un Juego Olímpico no se puede comparar con otra cosa. Ahí se ve lo más simple de la gente y se descubre la verdadera grandeza de algunos deportistas" dijo Gastón.
Ginóbili, ese tipo especial
Entre todas sus vivencias olimpícas, Gastón pasó algunas muy lindas con Emanuel Ginóbili: "Con El Manu en 2008 hicimos varias. Un día jugaba Nalbandian contra el francés Monfils y nosotros no teníamos entradas, entonces lo seguimos a Manu y cuando llegamos a la puerta imaginate: todo el mundo estaba "Manu Manu Manu" y entramos todos con él. Tenía ese privilegio y un magnetismo increíble. Lo veían y lo rodeaban pidiéndole autógrafos. Y tiene una humildad muy grande. Yo lo he visto sentarse en una mesa y no poder comer de la cantidad de autógrafos que firmaba" dijo y acto seguido agregó: "Te cuento otra que muestra como es: cuando Paulita Pareto ganó la medalla de bronce en Beijing, Manu y Oberto se quedaron hasta las 3 de la mañana esperando que llegue a la concentración para darle un ramo de flores. Y eso que jugaban al otro día! Esos son gestos de grandeza". Sin dudas...
El pronóstico para Tokio
En la capital nipona solo habrá dos representantes en judo: la actual campeona olímpica Paula Pareto y Emanuel Lucenti. Sobre sus posibilidades, Gastón vaticinó: "De Paula siempre se puede esperar medalla. La conozco desde que empezaba. Su cabeza, su esfuerzo, su tenacidad y su dedicación son muy grandes. Yo siempre digo que el que saca una medalla es el que está mejor ese día. Se tienen que dar muchas cosas: estar feliz, bien entrenado, concentrado (en judo se compite un solo día. Son 4 o 5 combates y en el día se define el torneo). Ella viene de algunas lesiones pero está bien entrenada. Ya tiene una edad en que la experiencia juega a favor pero la juventud de algunas contrincantes también puede pesar. Ojalá se le dé una tercera medalla. La veo bien. Ella se lo merece y tenemos que estar siempre agradecidos porque es la mayor exponente de este deporte en el país", dijo sobre la Peque.
Y se expresó sobre las chances de Lucenti:"Lo de Emanuel es distinto porque él logró la clasificación ahora gracias a mucho esfuerzo de su provincia y a una wild card, pero no ganó la plaza por estar entre los 22 mejores del mundo. Pasó por lesiones, hizo un esfuerzo económico y hasta psicólogico. Ojalá se libere de esa presión y pueda hacer una buena competencia".