A los 35 años, Roger Federer no para de ganar. Este domingo se coronó campeón del Masters 1.000 de Miami y reafirmó que es el jugador más en forma del circuito en una reedición del clásico del tenis moderno ante Rafael Nadal, al que derrotó por tercera vez este año (6-3 y 6-4).
Era el año de Federer y lo había demostrado con creces con sus victorias en Australia e Indian Wells (EE.UU.), pero parecía que en Miami el cansancio podría hacer mella en él y que, ante su gran rival más fresco, su físico diría basta.
Sin embargo, el suizo preparó una genialidad más para apuntarse un nuevo título (91), la tercera corona en Miami, lugar en el que ahora es el campeón de mayor edad, informó la agencia EFE.
Federer y Nadal firmaron la trigésimo séptima de sus épicas batallas en el lugar donde libraron la primera de ellas, en 2004, ante un público que acudió sabiendo que verían un duelo que, con probabilidad, no se repetirá muchas veces más en el futuro en la pista central de Crandon Park.
El plan de Nadal era que su contrincante no estuviese cómodo, que no supiese qué esperar por su parte, y le varió los golpes para provocar su error. Aunque lo desarrolló bien en sus saques, le faltó la guinda para conseguir la rotura necesaria.
El suizo también incomodó al máximo, con sus 30 golpes ganadores (18 en el primer set) a su clásico adversario, que sufrió los efectos de una elevada humedad del 75 % que hacía que casi se le marchase la raqueta de las manos.
Federer, feliz como pocos, continúa en Miami su cuento de hadas, después de medio año lesionado y cuando muchos ya le habían descartado para la alta competición, con una superioridad que le situará cuarto en el ránking de la ATP, más cerca, pero, a la vez, aún muy lejos de ese primer lugar que ocupó durante 302 semanas.