Newell's sigue en caída libre y este miércoles volvió a perder en el Coloso. Fue 3-2 ante Central Córdoba de Santiago del Estero por la fecha 23 de la Liga Profesional, luego de estar dos veces en ventaja con los goles de Mateo Silvetti y Matko Miljevic. Pero no lo pudo aguantar y el Ferroviario lo dio vuelta gracias a los gritos de Rodrigo Atencio, Lucas Hoyos en contra y Favio Cabral.
Otro golpe para los rojinegros en un contexto delicado, esta vez con el interino Gabriel Medina en el banco, mientras se espera el anuncio del nuevo entrenador, que de no mediar sorpresas será el rosarino Mariano Soso, quien debe sellar su desvinculación de Alianza Lima de Perú. Con la de esta tarde, la Lepra acumula cuatro derrotas consecutivas en el campeonato y perdió cinco de los últimos seis partidos jugados.
El sopor de la tarde lo quebró el golazo de Mateo Silvetti cuando promediaba el primer tiempo y el partido navegaba en la mediocridad. Como ya lo había hecho ante Sarmiento por el lado opuesto, esta vez el pibe se fabricó el espacio sobre la derecha, acomodó la pelota y la colocó de zurda en el ángulo del segundo palo. La estirada del arquero fue inútil y la Lepra se puso 1-0.
Antes y después, Newell's fue más de lo mismo, la continuidad de un equipo que muestra algunos intentos y destellos en ofensiva para tratar de crear y asociarse, pero al que le cuesta mucho ser profundo y también ser confiable defensivamente, como quedó demostrado en las pocas veces que el Ferroviario lo atacó, desnudando las falencias y espacios entre los volantes centrales y la última línea.
Pero la realidad en la que está sumida el rojinegro, cada pequeño paso hacia adelante y, sobre todo, toda acción que le signifique conseguir puntos para tratar de salir a flote, representa mucho. Sin embargo, al partido le queda mucho por delante. El rápido final del ciclo Lunari dejó en el banco a otro interino, Medina, el ayudante del coordinador de las inferiores. Todo a la espera del anuncio del nuevo DT, una movida que al equipo tampoco le garantiza nada pero que a esta altura asoma como muy necesaria.
A la hora de analizar el juego no hubo grandes cambios. Silvetti y Miljevic, por potencia y claridad, fueron los que le dieron el toque distintivo en ataque. Banega apareció poco, generó un par de faltas en tres cuartos y asistió a Matko en el segundo grito. Al doble cinco le costó marcar y la línea de cuatro tampoco resolvió demasiado, por eso la visita encontró el empate antes del final del primer tiempo con otro golazo, un zurdazo de Atencio muy parecido al de Silvetti.
Otra vez a remarla, aunque los rojinegros reaccionaron muy rápido. Apenas iniciado el complemento, Silvetti provocó una falta sobre la derecha que les permitió a Banega y Miljevic lucirse con una jugada de laboratorio: cuando todos esperaban el centro, el 10 buscó al croata por abajo a la altura de la medialuna y el ex Argentinos acomodó la pelota junto a un palo para decretar el 2-1.
Parecía que el desarrollo se acomodaba para el equipo de Medina, con todo el complemento por delante, pero parte de esa realidad en la que le toca moverse a Newell's afloró nuevamente en el Coloso cuando Florentín –sin oposición– sacó un potente remate desde afuera del área, el balón pegó en el travesaño y, en el rebote, dio en la espalda del arquero Hoyos para luego terminar dentro del arco. El 2-2 del Ferroviario llegó ayudado por la suerte.
Los santiagueños salieron fortalecidos tras empatar el partido por segunda vez y no necesitaron mucho esfuerzo para volver a lastimar a la Lepra. Les alcanzó solo con animarse y llevar la pelota hasta el área rojinegra. Luego de una serie de toques en tres cuartos, desarmaron la defensa leprosa y Favio Cabral le ganó a Glavinoch en el punto penal para conectar el cabezazo que le permitió dar vuelta el resultado.
Central Córdoba se lo ganó a Newell's sin grandes argumentos. La Lepra empezó mejor y estuvo dos veces en ventaja en el marcador, pero mostró mucha endeblez a la hora de defenderse, como durante todo el año, y no tuvo la fortaleza suficiente –anímica ni desde el juego– para evitar otra dolorosa caída, que lo mantiene penúltimo en la tabla.