Rosario Central perdió ante Atlético Mineiro 1-0 y dejó pasar una gran oportunidad para prenderse entre los clasificados del Grupo G de la Copa Libertadores. El gol de Paulinho sobre el final le impidió al menos rescatar un empate, por el que peleó.
Si bien la apertura del marcador para los brasileños se dio en el minuto 41 del segundo tiempo, el partido fue todo del equipo de Gabriel Milito. Central jugó otra vez por debajo de sus posibilidades y quedó tercero en la tabla del Grupo G.
El equipo de Miguel Russo nunca generó complicaciones serías a Everson, portero rival. Solo un remate cruzado de Campaz en una acción individual puso en algún aprieto a los visitantes. Central parece jugar con el freno de mano puesto, casi nadie pisa el área cuando contragolpea.
Por su parte, el Mineiro manejó estratégicamente el partido. Lo dominó desde la tenencia de la pelota, pero siempre fue el que quiso ganarlo. Desde aquel primer bombazo de Hulkk al travesaño, hasta el pase al gol de Paulinho, todo fue de los Galos.
El cierto que el conjunto de Milito es el equipo de mayor jerarquía del grupo, no por nada es el primer clasificado a la próxima fase de la Copa Libertadores, aun cuando restan dos partidos completos en la fase inicial; pero Central casi no compitió.
Nunca dio la sensación de que Central podía ganar el partido, aunque faltaran cuatro minutos para el cierre y el marcador estaba cerrado. Cada avance canalla terminó en la nada, cada disparo fue sin puntería y nunca juntó gente en el área rival.
El gol de Mineiro fue consecuencia del juego. Esta vez sí el fútbol tuvo algo de lógica. Lo mereció antes y lo ganó al final.
Por si fuera poco, desde Venezuela llegaron malas noticias. Peñarol fue a Caracas e hizo lo que tenía que hacer. Ganó. Lo que no pudo hacer el Canalla hace quince días.
Faltan dos jornadas y todo puede pasar, pero Central da la sensación de que su involución continúa.