Argentina tuvo un debut con una de las peores derrotas de su historia mundialista y que le achica el margen de error de cara a los próximos dos partidos de la zona: este martes perdió 2-1 frente a Arabia Saudita por la primera fecha del Grupo C del Mundial de Qatar 2022 en el Estadio Lusail de Doha. La selección se puso en ventaja rápidamente en la primera etapa a través de un gol de penal de Lionel Messi, pero no pudo estirar la diferencia ni sostenerla y en el arranque del complemento los árabes empataron con un grito de Al-Shehri y lo ganaron con otro de Al-Dawsari. Un duro golpe a la ilusión mundialista.
La derrota argentina es dolorosa y condiciona al extremo su futuro en la Copa del Mundo, aunque el tropezón en la primera presentación en Qatar parecía impensado en el comienzo del partido porque el equipo de Lionel Scaloni, aún sin desplegar su mejor juego, manejó el trámite durante el primer tiempo y no sólo consiguió ponerse en ventaja sino que también estuvo muy cerca de hacer más goles.
Luego de algunos primeros esbozos en los que mostró sus intenciones y midió la respuesta de los árabes, Argentina logró pasar al frente con relativa rapidez en la primera parte gracias a una ejecución de penal de Lionel Messi, a los 9'. El árbitro Vincic lo sancionó a después de chequear la jugada con el VAR por un agarrón a Leandro Paredes dentro del área durante un tiro de esquina.
En la ambición de Arabia Saudita, quizás difícil de proyectar en la previa por la jerarquía del rival que enfrentaba pero no por cómo suele jugar, Argentina encontró un escenario ideal para lastimar con la precisión de sus lanzadores desde el mediocampo, porque los árabes plantaron la línea defensiva lejos de su arquero, dejaron muchos espacios y la selección insistió con los pases filtrados, sobre todo del Papu Gómez, para los desmarques de Lautaro Martínez, Messi y Di María.
Con esa fórmula, el equipo de Scaloni tuvo en sus manos una de las llaves del juego, aunque la rapidez de los jugadores de Arabia para dar el paso al frente y dejar adelantados a los atacantes argentinos le impidieron estirar la diferencia que había conseguido con el penal de Leo.
La secuencia se repitió tres veces en poco tiempo y todos los gritos, uno de Leo y dos de Lautaro, terminaron ahogados por el VAR o el banderín de uno de los árbitros asistentes.
A los 22', después de un gran pelotazo de Papu Gómez a Messi, el capitán se fue solo mano a mano contra el arquero, pero el VAR semiautomático definió que estaba en posición adelantada. A los 27', una fantástica definición de Lautaro Martínez, que en su primer mano a mano en el partido picó la pelota ante la salida del portero de Arabia Saudita tras una enorme habilitación de Papu Gómez, fue anulada por el VAR, otra vez. Y a los 36', la selección tuvo otro mano a mano que terminó en gol, pero el juez de línea marcó posición adelantada de Lautaro.
Pese a que contó con las mejores chances y hasta ese momento fue levemente superior al rival, no encontrar a Messi, De Paul y Di María en sus mejores versiones o cerca fue el gran problema que empezó a crecer en el equipo y que se agudizó hacia la segunda parte.
Sin embargo, los fantasmas de un comienzo de Copa del Mundo turbulento empezaron a asomar en el inicio mismo del complemento y Arabia, después del entretiempo, se plantó con más decisión sobre la salida argentina, exigió a la defensa y logró igualar las acciones en menos de 2 minutos.
En ese caso, la figura de Cuti Romero quedó expuesta porque el marcador central dudó ante un posible despeje, la pelota le quedó a Al-Shehri con ventaja para encarar y el defensor lo persiguió pero no llegó a tapar su remate de zurda cruzado, que se le metió a Emiliano Martínez pese a su estirada. Fue el 1-1.
El empate fue un cimbronazo para la selección de Scaloni, pero el siguiente golpe de los árabes fue mucho más fuerte. Entre las dudas en el fondo argentino y un equipo rival que lo apretaba porque notaba que lo podía lastimar en ese momento, Salem Al Dawsari bajó un rebote en el área, se las ingenió para fabricarse el espacio y clavó un golazo de derecha al ángulo que Dibu llegó a rozar con la punta de los dedos pero no pudo despejar. En apenas 8 minutos, Argentina pasó de estar arriba a correr en desventaja.
Después de la ráfaga, Arabia retrocedió y con el deber cumplido se dedicó a achicar espacios hacia atrás, agruparse y cerrarle todos los caminos a Argentina. Scaloni sintió que el equipo necesitaba un lavado de cara y rápidamente movió el banco: mandó a la cancha a Enzo Fernández, Lisandro Martínez y Julián Álvarez.
El ingreso de Enzo fue prometedor, pero en el momento más caliente se fue apagando, y el de Julián le sirvió mucho al equipo para tener más presencia en ataque y ganar en profundidad. El ex River tuvo una chance clara que le sacaron en la línea. Sin embargo, los más experimentados, pese a que intentaron de todas las formas posibles, no pesaron ni inclinaron la cancha a favor: tanto Leo como Fideo y De Paul siguieron desconectados.
La imagen del final con Argentina yendo a la carga a los ponchazos y sin demasiadas ideas fue el fiel reflejo de cuánto sintió la falta de sus líderes, aunque en esa búsqueda contó con algunas chances para empatarlo y al menos quedarse con un punto. Pero ni siquiera le alcanzó para eso. El arquero Al-Owais ganó casi siempre en las alturas y se quedó con la mayoría de las pelotas que la selección puso en el área.
Así, las ilusiones de la Scaloneta se fueron diluyendo y la derrota, la primera en un debut mundialista desde Italia 1990, no tuvo vuelta atrás.