El directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) dispuso este jueves elevar en 550 puntos básicos la tasa de política monetaria. De esta forma, la tasa de interés nominal anual de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días pasó de 69,5% a 75%.
Es la novena suba que la autoridad monetaria fija para su tasa de referencia en lo que va de 2022, tras haberla mantenido sin cambios en el 38% un largo período entre 2020 y 2021. Al mismo tiempo, es la tercera suba desde que se decidió la incorporación de Sergio Massa al ministerio de Economía, el pasado 27 de julio. Desde entonces el alza acumuló 2.300 puntos básicos.
La tasa de política monetaria del 75% quedó ubicada a solamente 1100 puntos básicos del máximo nivel que alcanzó durante la administración de Mauricio Macri. Ese nivel récord se ubicó en septiembre de 2019, cuando se ubicó en el 86%.
Ante este aumento, el BCRA decidió también un alza en la tasa mínima que pagan los plazos fijos para las personas físicas. A partir de ahora, los depósitos a 30 días realizados por personas físicas pagarán también una tasa del 75% anual, siempre que no superen los $10 millones. Para el resto de los depósitos a plazo fijo del sector privado, la tasa mínima garantizada será del 66,5%.
De esta forma, el BCRA repitió el esquema que viene implementando desde comienzos del año: luego de cada publicación del índice de inflación, aplica una nueva suba de su tasa de referencia que, a su vez, impacta sobre el resto de las tasas de la economía. La principal consecuencia de esta decisión es que los depósitos tendrán un rendimiento más alto, lo que implica un incentivo para ahorrar en pesos pero, como contrapartida, el crédito se volverá más caro tanto para las empresas como para las familias.
La inflación de agosto ubicada en el 7% obligó al Central a una nueva suba. “En agosto la tasa de inflación nivel general y la tasa de inflación núcleo mensuales se redujeron respecto a julio, aunque sostuvieron un nivel elevado respecto a los meses previos. Debido a ello, el BCRA considera necesario incrementar una vez más la tasa de política monetaria y consolidar así el proceso de normalización de la estructura de tasas de interés activas y pasivas de la economía para ubicarlas en un terreno positivo en términos reales”, explicó el Central.
Ubicar el rendimiento del dinero en esos términos, es decir, que la tasa de interés le gane a la inflación, es uno de los pedidos expresos del Fondo Monetario Internacional en el programa que lleva adelante con la Argentina. El plazo fijo minorista a 30 días pasará a pagar un interés de 6,25% en un escenario en que ni el Gobierno ni los consultores privados esperan una inflación por debajo del 6% mensual para los meses que quedan del año.
La tasa nominal de 75% anual, a su vez, implica una tasa efectiva (reinvirtiendo mes a mes los intereses durante todo el año) del 107% anual. Ese número lleva a estimaciones que consideran que esta vez la tasa para el ahorrista será positiva, siempre que la inflación no se escape. “Asumiendo que la expectativa de inflación para septiembre se mantiene sin cambios en 6% (anualizada de 101%, lo que es en sí mismo un supuesto optimista), el rendimiento real de un plazo fijo minorista avanzaría de -3,3% anual a +2,9%. En este sentido, las tasas reales volverían a terreno positivo por primera vez desde noviembre de 2021, en línea con el objetivo del FMI”, señaló un informe de Portfolio Personal.
Ante el “optimista” escenario de una inflación de 6% mensual, el interrogante que aparece es si este nuevo rendimiento del dinero, además de ser positivo frente a la inflación, es lo suficientemente tentador para que los ahorristas no se vuelquen al dólar, en cualquiera de sus variantes.
La suba apuntará a “establecer un sendero de tasa de interés de política de manera de propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local y de preservar la estabilidad monetaria y cambiaria. Al mismo tiempo, las nuevas tasas permitirán consolidar la estabilidad cambiaria y financiera y potenciar la acumulación de reservas internacionales”, explicó el BCRA en su comunicado.
El Central tiene a su vez un ojo puesto en otro frente que no puede descuidar: su abultado stock de Leliq y Pases, los títulos que usa para quitar dinero del mercado que, a su vez, tienen un impacto relevante en la emisión monetaria. Entre ambos instrumentos, hay más de 7,5 billones de pesos. Para el BCRA, su política de tasas “resulta consistente con una reducción del stock de pasivos remunerados” en relación con el PBI recién para el año próximo.
El “corredor de tasas” que el BCRA estableció en julio obliga a que la tasa de política monetaria no puede superar a la tasa de la deuda del Tesoro de corto plazo. “Vale recordar que la tasa a la que se colocó la LEDE a 100 días en la última licitación fue 75%, por lo que la tasa de LELIQ la igualaría con este nuevo hike”, apuntó el informe de Portfolio Personal. El BCRA, de esta forma, subió la tasa al máximo disponible.
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