La aceleración de la inflación, con particular impacto en alimentos, genera adaptaciones en el consumo que modifican la vida cotidiana. Un verdulero del centro de Rosario reveló en Radio 2 que los clientes compran menos cantidad y otros optan por pagar con tarjeta de crédito, es decir endeudarse para tener frutas o alguna ensalada en la mesa.
Rafael, el titular de un comercio de Zeballos y Dorrego, hizo en el programa Punto Medio un repaso de los principales precios y cómo se modifican las conductas.
Las frutas importadas son las que más aumentaron por los costos de flete, entre otros. La banana de Ecuador, la papaya brasilera o el mango, incluso la uva chilena. "Hay otra banana, de Bolivia, que sale 950 pesos el kilo y está la nacional, de Salta, pero madura mal y se mancha mucho; la fruta entra por los ojos", explicó el verdulero.
Otra variedad que está inalcanzable para el bolsillo es el pimiento. "Está carísimo, 1300 pesos el medio kilo, casi lo mismo que un kilo de carne", comparó Rafael.
En cambio, por cuestiones de estación y disponibilidad, "la papá bajó a la mitad, desde los mil o 900 pesos que estaba el kilo a 500".
La verdura de hoja también estaba en buen precio: dos acelgas por 250 pesos, dos rúculas por 300, dos remolachas por 400.
Otro fenómeno de esta época es la dispersión de valores. La manzana es un ejemplo de ello: la común estaba en oferta por 450 pesos el kilo en el local testigo del macrocentro mientras que la premium subía a mil.
Endeudarse, fiado y tips anti estacionalidad
"La gente se acomoda", resumió el verdulero experimentado casi como un resumen de la historia económica argentina. "Cambia la forma de comprar, viene más seguido y lleva menos cantidad para que no se pudra o paga con tarjeta de crédito, que antes no pasaba", amplió a modo de ejemplo.
En promedio, una familia puede gastar 5.000 o 6.000 pesos por semana pero a veces, cuando no disponen de ese dinero y los presupuestos se ajustan, postergan el consumo. En general, dijo Rafael, en el centro no hay fiado pero sí persiste esa costumbre en los barrios.
Hacia el final de la recorrida, el comerciante dejó algunos consejos. Recomendó hervir la acelga o espinaca, dejarla secar y guardarla en el freezer por hasta seis meses sin problemas. El pimiento, lo mismo, pero sin cocinar, crudo al freezer.
De esa manera, se puede evitar el impacto de ciertas alzas estacionales y adquirir reservas cuando el precio está más bajo.