Un día después del que el gobierno santafesino, con el respaldo de empresarios provinciales y legisladores nacionales, reclamara que el Congreso prorrogue la ley de biocombustibles, el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas, se cuidó en no asegurar que el régimen (que contempla importantes beneficios para las industrias elaboradoras pymes y vence el 12 de mayo) se vaya prorrogar sin cambios.
En rigor, las fábricas regionales también sostienen que el régimen neceista un service pero temen que sea a pedir de las petroleras, por ejemplo dejándolas participar en el negocio para autoabastecerse o que la liberación de los precios de las operaciones tenga como único sentido bajar costos de abastecimiento del bio.
“Hay consenso en los logros que tuvo la promoción durante los 15 años de vigencia del régimen y también hay plena conciencia en el gobierno de la contribución del sector a la hora de industrializar la ruralidad. Pero estamos analizando entre los ministerios de Desarrollo, Agricultura y Economía cómo serán las necesidades futuras del sector para tener un esquema que los permita afrontar de la manera correcta”, dijo Kulfas al periodista Sergio Roulier en una entrevista que concedió a Radio Dos.
“En 15 años hubo cambios a nivel nacional e internacional que ameritan un análisis. Esto no va en detrimento de nadie. No estamos en contra de algún sector. Sino que estamos viendo los nuevos desafíos, por ejemplo los nuevos productos derivados, y viendo cómo hacemos para armonizar un régimen que no tuvo un marco de gran competencia”, agregó el alto funcionario.
“Este sistema tiene la impronta de nuestro pensamiento y por eso lo que buscamos en cómo desarrollar a futuro la industria. Se trata de ir buscando las mejores herramientas para el crecimiento de la economía argentina. No vamos en contra de ningún sector”, insistió Kulfas.
Ante la consulta, el ministro no pareció preocupado porque el vencimiento sea inminente y esquivó definiciones concretas. Pero aseguró que están buscando alternativas. En el mercado se especula con que una posibilidad sería sancionar una prórroga corta para darle tiempo para hacerle adendas al régimen. Pero el titular de la cartera productiva evitó definiciones.
Eso sí, también dejó en claro de que para reformar el régimen no sólo están viendo temas estructurales de largo plazo en la tendencia de ese mercado sino también cuestiones de la urgente agenda diaria del gobierno. “Este año subieron los commodities y eso impactó en los combustibles”, dijo sobrevolando el tema del costo del bio en el precio de las naftas y el gasoil en los surtidores, una queja constante de las petroleras.
“Está todo dentro de una valoración general. Tenemos que ir a un sistema que minimice costos fiscales, cuide los dólares disponibles y genere dólares de exportación contribuyendo al superávit comercial. Por eso la definición está en manos del Ministerio de Economía”, resaltó el ministro de Desarrollo.
UN RÉGIMEN PARA LA HISTORIA
El régimen, que fue impulsado por el propio Néstor Kirchner, regula el mercado interno mayorista obligando a las petroleras a comprarles a empresas pymes no integradas (para diferenciarlas de los traders multinacionales que tienen plantas aceiteras y de biocombustible) el bio necesario para el corte obligatorio en las naftas y el gasoil. Y además fijaba el precio que las petroleras deben pagar por el insumo.
El sistema regulado estatalmente permitió que se armara, sobre todo en Santa Fe, un conglomerado de fábricas de biodiesel de tamaño mediano. Para estas empresas, el régimen funcionó perfectamente hasta que sobre finales del gobierno de Cristina la actualización de precios quedó retrasada, en parte para no inflar los costos de las petroleras justo cuando el Estado se había hecho cargo de YPF.
Pero el primer gran embate vino con el gobierno de Mauricio Macri, que buscó (sin éxito) desregularizarlo a pedir de las petroleras. Y si bien no logro su liberalización, el retraso de la actualización de precios terminó desfinanciando y generando graves crisis financieras en las fábricas.
Con la vuelta del kirchnerismo, los industriales esperaban una rápida recomposición de sus precios de ventas y, desde el intervencionismo, pariera un nuevo régimen. Y si bien la nueva administración les subió los precios y les aflojó así la cuerda financiera, no significó la recomposición esperada. Y luego entró en escena las demoras en la prórroga de la ley. Es que descartada, por la pandemia, la posibilidad de debatir de fondo una nueva ley (las provincias bio armaron una propuesta que entusiasmó a los empresarios) truncó en negociaciones para mantener el sistema.
Fue así que de la mano de un proyecto de la senadora María de los Ángeles Sacnun se aprobó por unanimidad y sobre fin de año en la Cámara alta la prórroga. Pero no llegó a tratarse en Diputados el año pasado. Y fracasado el intento de que salga en extraordinarias, provincias –como Santa Fe- y las cámaras empresarias (como la Federación de Industriales de Santa Fe y la Cámara Santafesina de Energías Renovables) salieron a hacer lobby en la cámara Baja. Fue así que lograron el apoyo del interbloque federal, que este lunes pedido de sesión especial para el 25 de marzo a las 12 hs, para prorrogar la ley de Biocombustibles. “Por todo lo que está en juego hay que sumar voluntades para que el camino iniciado en el 2006 no se detenga”, dijo el diputado nacional Luis Contigiani.
LOBBY A FULL
La semana pasada un grupo importante de entidades empresarias, con el apoyo del gobierno provincial publicaron una solicitada reclamando a Diputados que prorrogue la ley. “No prorrogar la Ley de biocombustibles sería un grave error para la Argentina en general, porque es muy difícil reemplazar la política medioambiental que tiene el país con estos biocombustibles. Además, esta agroindustria representa más de 6 mil puestos de trabajo en la industria de manera directa más todos los puestos de trabajo de manera indirecta que generaría un impacto muy negativo para la provincia de Santa Fe”, dijo el presidente de la empresa estatal Enerfe (Energías y Gas Renovables), Juan D´angelosante.