La exportadora de granos Díaz y Forti, que opera a fazón las plantas de la defaultetada Vicentin en San Lorenzo y Ricardone, está bajo fuego cruzado del gobierno nacional y de grandes exportadores multinacionales de cereales. Una batalla que hasta no hace poco era de baja intensidad pero que en los últimos días escaló con mucha fuerza y por distintos flancos. Y si bien todas las cartas no están sobre la mesa, la decisión de la firma, que lidera Ariel Olio, de analizar quedarse con la aceitera santafesina y, sobre todo, de jugar un papel gravitante en el mercado de granos fue lo que encendió una caldera que cada hora suma más presión. Y así, mientras que desde exportadoras multinacionales y organismos del gobierno apuntan a las fuentes de financiamiento del grupo, en la empresa -de capitales locales- están convencidos de que lo que buscan los traders globales es sacarlos del mercado en el que 7 firmas concentran el 90% de las operaciones. ¿Y el gobierno? ¿Será que en la Casa Rosada temen que el grupo tenga vinculaciones con algunos “vicentines” o con potenciales compradores de la Vicentin que no les gustaría verlos adentro de un mercado tan estratégico para el país?
Miércoles: Banco Central
Esta miércoles, el Banco Central sancionó a la empresa por incumplir con ley cambiaria y ahora no podrá comprar divisas sin previa autorización de la entidad que preside Miguel Pesce. Según dijeron a Rosario3 fuentes del Banco Central, la sanción es por no cumplir plazos de liquidación. Incluso fue tomada como una suerte de caso testigo, ya que a partir de la resolución que también tomó este miércoles el Ministerio de Agricultura, cuando el organismo monetario sancione una empresa por no liquidar en tiempo y forma exportaciones puede ser sancionada o suspendida del Registro de operadores del mercado de granos (Ruca).
En Díaz y Forti la liquidación de exportaciones es todo un tema ya que en el mercado hubo exportadores multinacionales que aventaron la versión de que el financiamiento de la empresa, de capitales rosarinos, viene -precisamente- del ingreso de los dólares de sus exportaciones por operatorias bursátiles que, en la práctica, se traducen en un mejor tipo de cambio que el oficial.
Por el contrario, ante la consulta de Rosario3, desde Díaz y Forti sostienen que el Banco Central desde julio no les autoriza la compra de dólares para pagar sus líneas de crédito en el exterior pero por sus políticas de cuidado de reservas. Y que la resolución de hoy blanquea una situación ya vigente. No en vano, para sostener ese financiamiento están recurriendo a la estrategia de renovar esas líneas (estirando vencimientos) y cediendo cobranza. Según contó el CEO de la firma Fernando Jurado, la operatoria comercial hoy es normal. “Estamos pudiendo liquidar e ingresar todas la divisas que queremos. La medida es de índole administrativa hasta resolver un expediente abierto hace unos meses”, aseguró.
Lo cierto es que la decisión alteró el mercado de granos, ya que Díaz y Forti se convirtió -desde que opera Vicentin- en un usual comprador de granos a muchos acopios, corredores y cooperativas de la región, sectores que quedaron muy golpeados por el multimillonario impago de Vicentin.
“Estamos pudiendo liquidar e ingresar todas la divisas que queremos. La operatoria comercial es normal. Sufrimos una medida es de índole administrativa hasta resolver un expediente abierto hace unos meses” (Fernando Jurado, CEO de grupo Olio).
Martes: CIARA-CEC
El martes, en declaraciones a la prensa, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, se refirió al caso Vicentin. “Es un caso muy doloroso para nosotros. Era una empresa de bandera nacional, con vocación de crecimiento, diversificación y una visión de superación constante. Pero las crisis argentinas le repercutieron muy duro más allá de las cuestiones de administración que la Justicia está investigando y sobre las que deseo que se avancen rápido para que se salden deudas a productores, se mantengan las fuentes de trabajo”, arrancó diciendo.
“Quienes asuman la nueva conducción le podrán encontrar un lugar a la empresa. Pero hay que recuperar la confianza. El productor debe confiar a quién le entrega sus granos. En la actualidad existes 34 operadores, y hay 7 que son los más importantes y que manejan el 90% de la cosecha. Esos son los confiables. Hay que tener cuidado en las empresas que entran y salen del mercado generando hoy espejitos de colores pero que mañana pueden ser una gran frustración. Hay que buscar un operador tradicional, de esas sociedades que siempre dieron garantías de pago y tienen reconocimiento, y no quedar atraídos en los que ofrecen beneficios a corto plazo, porque eso generalmente termina mal”, cargó Idígoras.
Sus palabras fueron un claro tiro por elevación a Díaz y Forti y no sólo porque sobrevuela Vicentin sino por su crecimiento. En la actualidad opera 200 mil toneladas al mes, con vistas a subir a 300 mil el año próximo y con el objetivo de llegar en el corto plazo a las 5 millones de toneladas compradas.
Como necesita de hacerse un lugar entre los vendedores y al tratarse de un comprador “no tradicional”, como se dice en la jerga para diferenciarlo de los grandes traders, sus precios pagados suelen ser más caros. Precisamente, los exportadores se oponen a que las cotizaciones de Díaz y Forti se tomen para calcular el precio de Pizarra de la Bolsa de Comercio de Rosario ya que les subiría el costo de abastecimiento de materia prima. Y, no en vano, el argumento que están utilizando es el del “riesgo institucional” para seguir retrasando su ingreso a la Pizarra.
Lunes: Banco Nación
La semana había arrancado movida para la exportadora y, como en este caso, el punto que le atacaban eran sus fuentes de financiamiento. En efecto, el Banco Nación (BNA), principal acreedor de la defaulteada Vicentin, presentó un nuevo informe sobre la situación de la aceitera, pero a diferencia de los anteriores -que se focalizaron en las causas y de colapso- en este caso centró su análisis en el crecimiento que tuvieron dos agroexportadoras a partir de la debacle: la multinacional Glencore y la nacional Díaz y Forti.
Al analizar la estructura del financiamiento local, el informe concluye que existió una importante concentración en torno a cuatro instituciones financieras. Una es el banco ICBC, con un crédito por $ 83 millones de pesos en junio de 2020. “Pero lo que resultó llamativo es la importancia que asumieron tres instituciones financieras no bancarias como lo fueron la Asociación Mutual 18 de Julio –una entidad que brinda créditos prendarios-, Crediserv S.A. y la Cooperativa de Crédito Consumo y Vivienda Fincredit”, dijeron. “El financiamiento de la empresa dependió de entidades que no se encuentran dentro del círculo habitual en los cuales operan las grandes empresas del sector”, agregaron y resaltaron que los casos de la asociación mutual y la cooperativa de crédito, que tienen entre sus accionistas y directores a miembros de la familia Olio.
“El financiamiento de estas instituciones parece insuficiente en relación con las operaciones que la firma realiza. Esto siembra dudas sobre la capacidad de la empresa para sostener su crecimiento en un largo plazo. En segundo lugar, presumiblemente el financiamiento al cual accedió debió realizarse a un costo elevado (debido a su escasez), aumentando las probabilidades de falta de solvencia. En relación a este punto, cabe destacar que la compañía aseguró realizar compras de materias primas por encima del precio de pizarra, y si a este hecho le sumamos los contratos de fazón, entonces la misma debería operar con márgenes de ganancias muy reducidos”, advierte el informe. Incluso, hasta siembra dudas de los 4,3 millones de dólares que la empresa consiguióen la Bolsa de Viena.
"El financiamiento de estas instituciones parece insuficiente en relación con las operaciones que la firma realiza. Esto siembra dudas sobre la capacidad de la empresa para sostener su crecimiento en un largo plazo", dice el Banco Nación.
El crítico informe del Banco Nación circuló por todos los whatsapp de los exportadores en los últimos días, sobre todo porque encontraron allí letra para seguir postergando la ponderación de los precios de Díaz y Forti en el cálculo de la Pizarra. Tanto la sanción del Banco Central como el informe del Banco Nación le puedan dar letra a los exportadores en la reunión que la Cámara Arbitral de la Bolsa agendó para los próximos días, precisamente, para tratar el tema. Reunión que antes de la sanción del Banco Central y del informe del Banco Nación tenía un resultado puesto porque los exportadores se habían quedado sin margen para resistir el ingreso de Díaz y Forti a la Pizarra.
“Un trabajo práctico, que encima no está ni para ser aprobado. Googlearon mucho pero como no pudieron concluir nada, dejaron las sospechas”. Así calificó Jurado al informe del Banco Nación, que lleva la firma de un sociólogo del Conicet y un economista del Conicet. “Hablan del financiamiento de la mutual, pero no dicen que desde 2020 no tomamos financiamiento con ellos. Tampoco dicen que tomamos créditos del Banco Galicia y si bien es verdad que no tenemos financiamiento bancario argentino es porque no hay financiamiento bancario en Argentina para nadie”, resaltó.
Según contó, el grueso del financiamiento de la empresa es comercial. “Por eso operamos todo en corto, compramos en corto y vendemos en corto. No estamos apalancados sino que el financiamiento es el que surge de nuestra operatoria comercial en la que tenemos bien afinada las cobranzas y calzadas las fechas de pago”, aseguró. Precisamente, se quejó de que en el informe sostienen que pagan más alto que la Pizarra. “Se suele tener que pagar lotes puntuales más caros por las necesidades de completamiento de un buque, como le pasa a todos los exportadores. Pero ello ni analizan eso. Hablan generalidades”, se quejó. También relató ante Rosario3 muchas inconsistencias cuando analizan los términos de referencia. “Como no concluyen nada, lo que quieren decir y no pueden sostener lo dejan planteado como dudas. Una vergüenza”, cargó Jurado.
La semana pasada
Y si esa semana viene agitada para la empresa. La semana pasada también lo fue. El Ministerio de Agricultura la tuvo 5 días (hasta el miércoles) fuera del registro de operadores de granos, lo que impidió su operatoria comercial argumentando que granos que la firma había entregado a Cofco y Renova con destino de molienda terminaron siendo exportados como poroto. En Díaz y Forti se quejaron de la decisión de la cartera agropecuaria, a la que consideraron totalmente injusta ya que aseguran que las operaciones observadas fueron por un error de carga en los puertos de Renova y Cofco, pero así y todo a los grandes exportadores les dieron 72 horas para aportar documentación rectificadora mientras que a ellos sin previo aviso los bajaron directamente del Ruca, con todo el daño que eso genera en la reputación comercial y financiera. No en vano en Díaz y Forti veían en este episodio otra zancadilla en su contra de actores interesados en que no crezca en el negocio de la exportación de granos.
Ascenso y polémica
Olio compró en 2015 Díaz y Forti, una comercializadora de granos con algunos años de actividad y que a fines del gobierno de Cristina tuvo cierto volumen exportador bajo el amparo de la política de cupos garantizados de exportación para pymes de aquel gobierno.
Pero la empresa recién empieza a aparecer con alguna regularidad como comprador en el mercado hacia 2017 cuando se queda con la concesión del puerto de Barranqueras. No obstante fue un jugador marginal (en la jerga se le dice “comprador no tradicional”) que ensayaba distintos negocios (exportación de granos de calidad especial a mercados no tradicionales, que luego discontinuó, o como intermediario entre corredores más chicos y exportadores) hasta que este año adquiere relevancia cuando firma un contrato para moler y exportar 200 mil toneladas al mes a través del complejo de Vicentin en San Lorenzo. En ese contexto, la empresa avanzó en la profesionalización de su management nombrando como CEO a un ex presidente de Cargill Argentina, Fernando Jurado.
Su arribo a Vicentin fue un salvavidas para la empresa porque así pudo seguir operando y pagando sueldos y sin la presión de los trabajadores en la calle. Pero también fue recibido con ceño fruncido en ambiente empresarios y en el gobierno nacional. En el mercado de granos llamó la atención que pudieran hacer negocios a fazón en un contexto de márgenes muy acotados para la industria, a lo que desde Díaz y Forti respondieron que lograron un “costo competitivo” de parte de Vicentin, y ponen el acento en que no tiene estructura de financiamiento para sostener su crecimiento poniendo así en riesgo el mercado. En tanto, en el gobierno nacional la empezaron a escudriñar en busca lazos con algunas de las familias “Vicentin” o con algunos potenciales compradores que no pasan hoy el filtro de la Rosada (como fue en su momento el pool de inversores que lideró José Luis Manzano) y hasta en la Afip se pusieron a revisar carpetas con el historial del grupo rastreando fallas de origen. Así y todo, apenas ingreso a Vicentin en el mercado le pusieron el mote de “tener banca del gobierno nacional”, calificación que hoy quedó desactualizada.
Y en ese cruce de presiones contra la empresa, lo que va quedando en limpio es que hay interesados en la exportación internacional de que Díaz y Forti no levante, sobre la estructura de Vicentin, una empresa argentina exportadora de granos de gran porte. ¿Será que en un contexto en el que sobra capacidad instalada en la industria el mejor negocio para las aceiteras es que el desguace de las instalaciones de Vicentin entre los exportadores actuales? Con el debate abierto, esa hipótesis gana adeptos en el mercado.