Hace dos meses el Gobierno Nacional, preocupado por el aceleramiento de la inflación y su impacto en el bolsillo de las familias, decidió usar la misma herramienta que utilizo entre los años 2006 y 2015 para contener los precios: frenó las exportaciones de carne.
El relato se basa en que el precio de la carne subió mucho y que los ganaderos tienen super rentabilidad y que hay que ser solidario con los argentinos que la están pasando muy mal.
Comparemos el relato con los datos oficiales:
Datos de Senasa muestran que el stock vacuno llego a 61.300.000 cabezas en la segunda vacunación del 2006 y cayó a 44.500.000 cabezas en la segunda vacunación del 2011. Es decir el país perdió 16.800.000 de cabezas. Y los productores perdieron a valores de hoy 10.000 millones de dólares de capital ganadero.
¿Porque cae el stock?:
Porque la combinación letal de atraso cambiario (recordemos que los productores agropecuarios no cobran con dólares, sino que cobran en pesos al tipo de cambio oficial y que cuando se produce retraso del cambio oficial con respecto a la inflación, los costos suben en dólares), los precios del ganado congelados a valor nominal y costos creciendo a tasa del 3% o 4% mensual hacen que los productores entren en quebranto.
Cuando el productor entra en quebranto, (gasta más de lo que le pagan) deber vender hacienda para vivir acelerando la caída de precios y perdiendo capital. Esto logra atemperar la subida de la carne, pero a costa de fundir a los productores.
El relato cuenta que los productores ganan muchísimo dinero, pero los datos oficiales del Ministerio de Agricultura de la Nación, muestran que solo ganaban antes del cierre de las exportaciones, entre un 2% y 4% anual antes de impuesto a las ganancias.
Los datos oficiales de todo el mundo ratifican los datos oficiales argentinos y por eso, en toda América los productores no tienen retenciones, cobran al tipo de cambio libre y a los pequeños productores los subsidian con fondos estatales. (BID)
El relato dice que los productores ganan mucha plata, pero desaparecen.
Analizando los datos oficiales de los Censos Nacionales Agropecuarios del 2002 y 2018 del INDEC, vemos lamentablemente, que perdimos casi el 25% de los productores. En el 2002 teníamos 333.533 productores y en el 2018 tenemos 250.881.
Perdimos 82.652 empresas familiares agropecuarias, siendo el sector primario el que más achicamiento tuvo. Esto fue peor en nuestra pcia donde perdimos casi el 30 % de los productores .Pasamos de 28.103 a 19.802.
En el 20016 fundimos a nuestros productores y nos quedamos sin hacienda, lo que hizo que cierren más de 130 frigoríficos y se pierdan más de 60.000 empleos directos e indirectos en la cadena cárnica.
Los alimentos en Argentina pagan más del 30% de impuestos (nacionales, pciales y municipales) en forma directa y más del 10% en forma indirecta por el impacto impositivo en el costo de la logística (por los enormes impuestos a los combustibles, cubiertas, aceites y equipos nuevos.
Esta presión fiscal desmedida es lo que debemos achicar. Pero además, se debe actualizar los padrones de beneficiarios para hacer llegar ayudas focalizadas directas y transparentes.
Es interesante comparar las políticas agropecuarias de nuestros vecinos, así Lula en Brasil, le paga precio lleno (sin retenciones a sus productores) y el tipo de cambio es libre.
Además a los pequeños y muy pequeños productores los subsidia. Lo mismo hace Evo Morales en Bolivia, y Tabaré y Mujica en Uruguay. De esta forma, en vez de perder productores logran sostenerles y en vez de caídas del stock ganadero logran incrementar la producción y la exportación en cifras impactantes.
Finalmente, la cadena cárnica es importantísima en nuestra provincia, y la suma de políticas erróneas nos ha hecho perder el 30% de los productores, el 49% del stock de vacunos, 2.300 millones de dólares de capital (hacienda), miles de empleos de veterinarios, agrónomos, camioneros, frigoríficos y ha condenado a la pobreza a varias regiones ganaderas como lo son los Departamentos Garay, Vera, Nueve de Julio, San Cristóbal, San Javier y Gral. Obligado. Por eso todo el arco político de nuestra provincia debe defendernos.
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El autor es presidente de la Fundación Apertura