Luego de haberse pasado de largo el 28 de noviembre  con el abono de pago de un pagaré bursátil de 500 mil dólares, Surcos -una reconocida empresa de fitosanitarios- anunció esta semana que no pagará todos los pagarés que le vencen hasta julio de 2025 por 3.5 millones y medios de dólares y 9.3 millones de pesos. El impago genera un manto de dudas sobre la capacidad de pago de las Obligaciones Negociables (ON) emitidas y todos sus pasivos financieros, incluídos los bancarios y los comerciales.

“Cuando los inversores vean su deuda total, más de uno temblará”, comentó a Rosario3 un ejecutivo del sector bancario que analizó en varias oportunidades su carpeta.

Pero más allá del caso particular de Surcos (cuyo modelo de crecimiento muy apalancado siempre generó dudas en los más conservadores y lo llevó a que hace una década tenga que afrontar otra crisis de pago que terminó saldando hasta con la entrega de campos), su default abre dos interrogantes: ¿la calidad de los pagarés bursátil y el estado financiero de los distribuidores de insumos para el agro?

El Pagaré

Por su facilidad operatoria, el pagaré bursátil se convirtió en los últimos años en el principal instrumento de financiamiento (sobre todo para pymes) que se transa en el Mercado Argentino de Valores (MAV) quitándole el trono que por años tuvo el cheque de pago diferido. 

Para tener una idea, sólo en la semana del 25/11 al  29/11, se negociaron en el MAV Pagarés por $167.665 M (+ 6% respecto a la semana anterior) contra los cheques que movieron $115.471 M. Pero solo el 5% de esos Pagaré está avalado.

Y ahí está uno de los puntos centrales. Es fundamental que el que compra un pagaré bursátil asuma que es un producto sin ninguna garantía.  Es decir, que un escenario posible es el no pago del pagaré. 

Por eso es fundamental el asesoramiento que el agente de Bolsa le haga al cliente sobre el pagaré que recomienda comprar y  que el inversor tenga conocimiento de esta situación y analice en profundidad a la empresa a la que le elige comprar el pagaré; y es que hay un riesgo intrínseco importante porque no tienen una garantía real vinculada. 

La participación del agente es clave porque si bien los pagarés cotizan en el segmento de los no garantizado, detrás, puede haber un warrants de garantía o un aval de los accionistas; ya que se arman contratos por afuera del instrumento.

Si bien los pagaré no tienen análisis de riesgo, en este caso de Surcos, el papel de las calificadoras quedó en el centro del debate. 

Ocurre que en noviembre la agencia FIX calificó como +A a una ON que la distribuidora emitió por varios millones de dólares (que recolectó de la Bolsa), pero a fin de ese mes ya se mostró insolvente para pagar un pagaré de 500 mil dólares. 

Eso sí, una vez concretado el default, Fix anunció que le bajó  la calificación de Emisor de largo plazo a CC (arg) y de corto plazo a C (arg) y asignó RW (alerta) negativo. Tarde.

Como sea, en FIX es muy preocupados por este tema y, por lo bajo, cuestionan a la empresa asegurando no haber sido proveído de la información respecto de los pagarés bursátiles y de la deuda total.

Ahora: ¿están haciendo bien su trabajo? ¿O están regalando nota a todos y todas? En defensa del sector se puede decir que la calificación es una foto de un momento, no un monitoreo por lo cual la nota aplica a ese momento.  En el caso de FIX le juega en contra que haya en el mismo mes que le dan una buena nota empieza a dejar de cumplir compromisos.

Pero, en tren de hacer foco en los procesos de las consultoras internacionales, muchas veces lo que se hace en el país es seguir un modelo ya tabicado desde el exterior sobre el que se colocan los números de las empresas locales, casi como un “proceso genérico” escaseando la inclusión de factores muy volátiles de la economía argentina que terminan tallando mucho en las finanzas corporativas.

A todo esto: ¿Cómo está hoy el mercado de pagáres bursátiles? En general hay incumplimientos, pero no se registró una tendencia alcista. Al menos esa es la sensación de los operadores, ya que los pagos de los pagarés emitidos se procesan en Caja de Valores y allí los números no se difunden con rápida y fácil visibilidad para autoridades de los Mercados.

Si es verdad, cuentan operadores del segmento, que el segmento agro, el de semillas viene bastante mal - en parte por herencia de las distorsiones cambiarias del gobierno anterior- y se conocen en el Mercado que hubo  un par de casos anteriores que fueron refinanciando sus pasivos.

Las distribuidoras

Y acá aparece el otro foco que activa el default de Surcos: la salud de las productoras y distribuidoras de insumos y productos del agro. Y, a juzgar por los números del mercado, arrastra caídas del 30% anual, por ejemplo en fitosanitarios.

Las empresas mayoristas que se habían stockeado a precios caros hacia fin del año pasado, cuando faltaban insumos y los valores no paraban de subir, se encontraron ahora que quedaron con galpones llenos de mercadería cuyos valores, en un nuevo contexto cambiario y de estabilidad, los productores no convalidan y por eso no compran. 

Así que, además de las ventas a cuentagotas (porque las agropecuarias tampoco tiene mucho margen y demoran compras a la espera de mejores precios y condiciones), los distribuidores venden a precios que no les cierran, lo que -en las empresas muy apalancadas- se convierte en una fuente de tensión financiera constante.

Además, la inflación y las devaluaciones constantes antes tapaban (pasando a precio) todos los problemas de las firmas: como la falta de eficiencia, los altos costos fijos, la falta de agregado de valor. Ahora, sin esa ayuda, queda expuesta la realidad en la que estaba (en materia de competitividad y sana administración) cada firma. No en vano, todos los sectores del agro (exportadores incluídos) se están reacomodando (no sin tensión) al nuevo esquema. 

En Santa Fe, por caso, a mediados de año fue a convocatoria la empresa Simiente, con base en Carlos Pellegrini, que en la última década creció mucho en la distribución de insumos, llegando a incursionar en la producción agropecuaria

Su crecimiento se apalancó mucho, y la combinación de fuertes sequías con el nuevo modelo económico, la dejó, al momento de convocatoria, con deuda de 1.500.000 millones de pesos, solo en cheques impagos.

Como cada caso tiene su particularidad, en este también talló que Syngenta (cuyos productos comercializaba en exclusividad en varias regiones) le aplicó un embargo por deudas

Y mientras Simiente todavía está en proceso de verificación de crédito, la novedad es que empresas vinculadas también cayeron en convocatoria.

En efecto, ahora, uno de los socios de Simiente, que es Ariel Lavatelli , se presentó en convocatoria, como también fue a concurso otra firma, con base en Funes y dedicada a la comercialización de insumos del agro, llamada Logística y Negocios, comandada por Lavatelli y su socio en Simiente, Mauro Budacci, con una deuda en bancos de $130 millones.

Con la presentación en concurso, los socios de las empresas dicen buscar el mejor mecanismo de pagos a sus clientes y proveedores, pero lo cierto es que ahora en el mercado todos están mirando cuál será la próxima distribuidora de insumos del ago en caer.