La Bolsa de Comercio de Rosario salió a advertir que los precios récord de los granos que se registraron a partir del estallido de la guerra en Ucrania ya son cosa del pasado, y todo indica que no volverán. No es un dato menor que bajen los precios de los granos, que cayeron 20% en las ùltimas semanas volviendo a valores pre-conflicto bélico. Es que en un escenario complicado por una sequía que no va a aflojar y el encarecimiento de insumos, como los fertilizantes, lo único que sostenía el optimismo en el agro eran los precios altos que había.
La menor producción agropecuaria que ahora se proyecta, sobre todo para el trigo, y los menores ingresos no sólo afectarán al agro sino a todos los sectores cuya actividad impulsa -de las industrias a la construcción pasando por el comercio- sino que viene a sumarle complicaciones a la muy afectada economía argentina ya que se empieza a desinflar uno de los pocos motores que venían funcionando a full.
En el marco del ciclo "Encuentros en la Bolsas", la entidad organizó una exposición de sus especialistas de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos sobre las perspectivas de la campaña de gruesa 2022/2023 a la que asistieron socios, operadores y prensa.
"Nos preocupa que venimos hablando de precios récords de los commodities agrícolas y como eso le dio aire al ingreso de dólares en Argentina, pero esa racha ya se cortó. Hace una semana los precios de la soja, maíz y trigo cayeron en el mercado de Chicago entre un 20 y un 30 por ciento", dijo la economista de la Bolsa, Emilce Terré, a Rosario3. "Si bien no estamos en los mínimos, toda esa suba extraordinaria de la guerra se esfumó", insistió.
"Esta caída tiene que ver con lo geopolítico (como la posibilidad de que se flexibilice la salida de granos por el mar negro), con lo financiero (la suba de tasas de interés en Estados Unidos y Europa para combatir la inflación que provoca la salida de fondos que invierten en granos) y también con lo productivo (como el mejor clima para la cosecha de Estados Unidos", exolicó la analista.
"No son muchos los elementos que puedan revertir esta caída. Uno es la incertidumbre política global y la posibilidad de una tercera Niña climática en América del sur, que generaría un verano más seco de lo normal, pero que -en ese caso- complicaría la producción argentina y brasileña", completó Terré.
A su turno, Cristian Russo, no dudó en decir que, en materia climática, "estamos peor que en 2001". Según explicó, la última vez que hubo tres años seguidos de sequía fue entre 1998 y 2001. "Pero la seca del 2001 fue leve y la que esperamos para el segundo semestre indica que no lo será", advirtió. Hay que recordar que el otoño, "mes en que se recargan los suelos", con pocas lluvias, el panorama de siembra es muy poco alentador.
Es más, anticipó que proyectan una caída del 25% en la producción triguera en la región núcleo, que llegará entonce. a las 6 millones de toneladas. "Generalmente, o faltan lluvias en la zona centro y oeste o faltan en la provincia de Buenos Aires, pero este año está faltando agua en ambas zonas", alertó.
Que haya menos trigo generará más presión a los precios de la harina hacia fin de año. Russo advirtió que además de las complicaciones que generará en el trigo, el clima seco también afectará en septiembre la siembra de maíz.
Finalmente, Guido D'Angelo advirtió que una caída del 10% de la producción del maíz y del 20% del trigo, como se puede proyectar por el clima pero sobre todo por la menor fertilización de los suelos, podría significar una pérdida de 2.000 millones de dólares para la economía. "La guerra aumentó fuerte los precios, por ejemplo de la urea que saltó de 800 a 1000 dólares, mientras que el fosfato aumentó de 300 a 1.000 dólares", alertó.