Al asumir los nuevos funcionarios de Administración General de Puertos (AGP), que es el organismo estatal que controla la hidrovía, se encontraron con una deuda de 94.800.000 dólares por servicios de dragado prestados y no pagados a la empresa contratista.
Incluso, la deuda heredada fue más abultada de lo previsto inicialmente porque en marzo de 2023 el costo del dragado fue actualizado por la AGP de 5.85 dólares por m3 a 7.17 dólares por m3.
Para la cancelación del pasivo, la AGP consideró necesario aumentar la tarifa de peaje a las embarcaciones que atraviesan la hidrovía aplicando un incremento de 0,48 dólares por tonelada de registro neto, incremento ya vigente.
La medida activó un fuerte rechazo de puertos, navieras y exportadores que sostenían que no debía cargarse en ellos la responsabilidad de equilibrar las cuentas de la AGP por el faltante del dinero ocurrido durante la administración kirchnerista. En todo caso, propusieron que el Estado le pague con bonos, como hizo en el mercado energético mayorista.
La novedad es que un agudo observador privado del tema, como es Gonzalo Arias, comparó el impacto del aumento con las proyecciones de tráfico de buques y arribó a la conclusión de que para saldar la deuda se necesitarán tres años. Rosario3 consultó a la AGP y sus funcionarios validaron el plazo de tres años de plus.
El tema es que en el medio, si todo marcha bien, la hidrovía volverá a manos privadas, y el arrastre del pasivo le suma una complejidad al proceso. Es que el Ministerio de Economía anunció que en diciembre estarán los pliegos para licitar un nuevo administrador con vistas a que en abril/mayo de 2025 se abran los sobres y que para el último trimestre del año que viene se adjudique al ganador.
De cumplirse el cronograma, el nuevo operador privado estaría al menos un año y medio teniendo que cobrar un plus en la tarifa del peaje por la deuda del Estado con el contratista (que es la belga Jan de Nul), generando un sobre-costo al costo de flete justo cuando lo que se busca con el paso a manos privadas es bajar el costo logístico de la hidrovía, principal ruta de salida de la agroexportación argentina.
Como era de esperarse, en la competencia por un millonario negocio que atrae a los principales dragadores del mundo, y en el que todos juegan con mucha fuerza, el arrastre del pasivo mete ruido al proceso.
¿Podrá haber otra fórmula para que una vez que pase a manos privadas, el saldo a abonar por la deuda se maneje por un andarivel distinto al peaje saliendo de otras cuentas púbicas? También habría que sumar al análisis si como con la bajante se draga menos, pero el peaje se paga igual, se podría reducir así el plazo de pago.
Desde AGP, ante la consulta de Rosario3, explicaron que ese tipo de definiciones están fuera de su órbita y que el proceso está en manos de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación.
Finalmente, asoma un interrogante que es incluso hasta podría ser judiciable: ¿Adónde fue el dinero que no se pagó al contratista, pero que sí ingreso a AGP, ya que los usuarios nunca dejaron de pagar la tarifa del peaje, con aumento incluido?