El secretario de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Frank Kendall, se sentó en un avión de combate F-16 para vivir en primer persona la experiencia de volar en una aeronave de combate controlada por Inteligencia Artificial (IA), en el marco de una prueba que reafirma el objetivo de las autoridades de la potencia norteamericana de incorporar esta tecnología en sus recursos militares.

La IA marca uno de los mayores avances en la aviación militar desde la introducción de los aviones furtivos (indetectables para los radares) a principios de la década de 1990, y la Fuerza Aérea se ha lanzado firmemente a esa investigación. Aunque la tecnología no está completamente desarrollada, se está planeando una flota de más de 1.000 aviones de combate no tripulados guiados por IA para estar plenamente operativos en 2028.

El vuelo de prueba tuvo lugar en la Base de la Fuerza Aérea Edwards, una vasta instalación ubicada en el desierto en la que se registraron logros importantes, como cuando Chuck Yeager superó en 1947 la velocidad del sonido, y el ejército gestó sus avances aeroespaciales más secretos.

El entrenamiento de los modelos de IA aplicados para el control de estos aviones de combate está siendo llevado a cabo por una nueva generación de pilotos dentro de simuladores clasificados y edificios con varias capas de protección contra espías.

"Es un riesgo de seguridad no tenerlo. En este punto, tenemos que tenerlo", dijo Kendall en referencia a los aviones pilotados por IA, en una entrevista con la agencia AP después de aterrizar.

El F-16 controlado por IA, llamado Vista, llevó a Kendall en maniobras ultrarrápidas a más de 885 km/h que ejercieron una presión sobre su cuerpo cinco veces mayor que la fuerza de gravedad. Estuvo casi cara a cara con un segundo F-16 pilotado por humanos, mientras ambos aviones corrían a 300 metros uno del otro, girando y dando vueltas para intentar empujar a su oponente a posiciones vulnerables.

Al final del vuelo de una hora, Kendall salió de la cabina sonriendo. Dijo que había visto lo suficiente durante su vuelo como para confiar en esta IA aún en desarrollo, a la cual le confió la eventual capacidad de decidir si lanzar o no armas en la guerra.

El cambio del ejército hacia aviones equipados con IA está impulsado por la seguridad, el costo y la capacidad estratégica. Los futuros escenarios de guerra prevén enjambres de aviones no tripulados estadounidenses que proporcionen un ataque avanzado a las defensas enemigas para darle a Estados Unidos la capacidad de penetrar un espacio aéreo sin un alto riesgo para las vidas de los pilotos.