Hubo un tiempo en el que los actos políticos terminaban con un discurso: el mensaje del dirigente a los asistentes y, eventualmente, a quienes escuchaban a través de los medios de comunicación. También eso parece haber venido a barrer la era libertaria. Al menos fue lo que pasó este sábado a la noche en el salón Queens Deck, en barrio Martin, donde la convocatoria de La Libertad Avanza para sumar afiliaciones y obtener la personería como partido en Santa Fe finalizó no con la palabra de Karina Milei, sino con una especie de desfile por el lugar de la secretaria general de la Presidencia, que saludó y se sacó selfies con los presentes.

La hermana y sostén político y emocional de Javier Milei estuvo en Rosario durante todo el sábado para ocuparse de lo que el jefe del Estado detesta: el armado político. Llegó a la mañana, fue recibida como una celebrity por los militantes de La Libertad Avanza en el aeropuerto, mantuvo primero un encuentro con jóvenes y luego otras reuniones, descansó en un hotel céntrico y ya al caer la noche fue hasta el salón de fiestas de avenida Libertad y el río, donde desde a las 17 se había convocado a una jornada de afiliación y lanzamiento partidario, organizada por la referente local, la diputada nacional Romina Diez.

La visita a Rosario se enmarcó en dos objetivos trazados por Karina Milel, uno explícito y el otro implícito. 

El primero es llegar a las 4 mil afiliaciones para poder constituir La Libertad Avanza como partido de distrito. Ese mismo proceso está también en marcha o ya cumplido en otras provincias, con la idea de tener sello partidario propio para poder competir en las elecciones 2025 sin tener que pagar por uno ajeno. Eso fue, por caso, lo que pasó el año pasado en Santa Fe con Unite, favor que el dueño de esa empresa electoral, José Bonacci, cobró con la diputación nacional de su hija Rocío.   

Una columna de jóvenes libertarios en avenida Libertad (Alan Monzón).

El segundo, consignado en su nota de este sábado por el periodista Sergio Roulier, es lanzar el karinismo, un sector duro de la Libertad Avanza estructurado por la secretaria general de la Presidencia, algo así como los más cercanos de los cercanos al presidente de la Nación. Dentro de ese esquema, quedó claro que Romina Diez tiene un rol fundamental en Santa Fe y es depositaria de la confianza del presidente y de su hermana.

La diputada respondió, pues la mayor parte de la militancia que se movilizó a Queens Deck, incluso desde otros puntos de la provincia, la tiene como referente. En el entorno de la legisladora manifestaban entusiasmo también por el número de afiliaciones: aseguraban que eran cerca de dos mil las reunidas antes de este sábado, cuando esperaban sumar entre 600 y mil más. 

Más allá de esos números, también había satisfacción por lo que consideraban una muy buena concurrencia a la actividad en Barrio Martin. 

Las mesas donde se realizaba la tarea dentro del salón y en la terraza con vista al río estuvieron activas durante las más de dos horas que mediaron entre que se abrieron las puertas al público hasta que llegó Karina Milei (junto con Martín Menem, Romina Diez, Nicolás Mayoraz y Bertie Benegas Lynch) y se desmadró todo.

El trabajo en las mesas de afiliación (Alan Monzón)

Eso alimentó el optimismo, en algún caso hasta la desmesura. Cuando la tarde-noche estaba por llegar a su momento de clímax por el arribo de la secretaria general de la Presidencia, alguien se acercó a los periodistas para mostrar una foto de una larga cola de gente en la zona del Monumento a la Bandera, según esta persona para afiliarse a La Libertad Avanza. Se trataba, en realidad, de los corredores que este domingo disputarán una media maratón por las calles de la ciudad e iban a entregar su certificado de aptitud médica y recibir el kit para la carrera. 

Lo cierto es que los militantes a cargo de las afiliaciones recibían con alegría y transmitían esperanzas a quienes se sentaban frente a ellos. En su mayoría, quienes firmaban las fichas eran hombres y mujeres de clase media, de entre 40 y 70 años, acaso varios vecinos del mismo barrio Martin.

Razones

Alfredo y Axel, uno comerciante y el otro empleado, son dos amigos que por primera vez se integran a un partido político. Entienden que “es momento de participar” para defender a un gobierno que “toma medidas que duelen” pero que desde su punto de vista son necesarias porque es lo que se necesita para que en el país “haya un cambio”. En 2015 votaron a Macri, como la mayoría de los que estaban allí.

"A Milei hay que bancarlo hasta el último día, basta de chorros", dijo una de las nuevas afiliadas (Alan Monzón)

Adriana es una mujer a la que la jubilación no le alcanza, por cual cocina y vende budines que prepara a la madrugada. “A Milei hay que bancarlo hasta el último día, basta de chorros. Yo quiero dejarle un futuro mejor a los que vienen”, dice.  

Marisa es empleada y, como tal, admite que perdió poder adquisitivo estos últimos cinco meses. “Me recontraajusté, pero la cosa no iba más. Yo soy de familia peronista y toda mi vida voté al peronismo hasta que en 2015 lo hice por Macri, porque se necesitaba un cambio. Milei lo está haciendo y hay que apostar a algo nuevo”, explica.

Territorio y redes sociales

El clima durante el tiempo de espera fue el de una reunión social. Los más jóvenes, muchos de ellos militantes con el águila del logo de la Libertad Avanza estampado en las remeras, eran los más agolpados, pegados al espacio desde donde luego saludó Karina Milei. De a ratos hacían sonar tambores y trompetas para acompañar cantos cuyas letras no parecían contagiar al resto, salvo cuando entonaban que “la casta tiene miedo”. Cada tanto alguien gritaba "Viva la libertad carajo" y un coro completaba: "Viva" 

Otro grupo se amuchaba en la zona de la puerta por donde iban a entrar los dirigentes, con los celulares listos para disparar la foto. En el resto del salón cubierto y la terraza, gente que boyaba sola o charlas de a dos, de a tres, de a cuatro. No había barra, hubiera sido un éxito.

Todo se trastocó cuando entraron Karina Milei, Martín Menem, Bertie Benegas Lynch, Romina Diez y Nicolás Mayoraz, luego de que por cuarta o quinta vez sonara “Panic show”, el tema de La Renga que acompañaba a Javier Milei, que incluso lo cantaba, en los actos de la campaña electoral. 

Karina Milei junto a los dirigentes que la acompañaron, todos para la foto.

Rodeados de un cordón de seguridad que le abría paso, iniciaron un recorrido por el salón de fiestas. Martín Menem agarraba un celular tras otro y disparaba la selfie en la cual quien le pasaba el teléfono quedaba por detrás de él. Pero era a Karina a quien todos querían ver, saludar, besar, abrazar. 

Mientras ellos iban de un lado al otro a paso lento y tumultuoso, en ese lugar preparado para casamientos y cumpleaños de 15, el público se empezó de a poco desgranar. El cansancio por el paso del tiempo, la selfie lograda, la resignación por no haberla logrado, o que se acercaba la hora de la cena invitaron a muchos a retirarse. Era el caso, por ejemplo, de Antonio Caro, el ex interventor de la EPE durante la gestión provincial de Carlos Reutemann que le armó al Lole el plan -frustrado- para que el Estado vendiera la empresa energética del Estado santafesino. “Vine a apoyar, no se olvide que yo soy privatizador”, le dijo a Rosario3.  

El entusiasmo de la militancia libertaria (Alan Monzón)

Fue un acto atípico. Y se entiende. Los que irrumpieron en la escena pública en nombre de la antipolítica hacen política con herramientas e impronta propias, lejos de los formatos clásicos. Suena a paradoja, pero es la forma en que llegaron al poder y, ahora, es el camino por el que pretenden darle mayor consistencia en las elecciones del año que viene, mientras gobiernan con motosierra y licuadora un país en estado de estrés y tensiones crecientes.

Paradojal también, los campeones de las redes sociales empiezan a bajar al territorio. Es cierto, lo hacen con Karina Milei, que no es justamente de las que hablan en Twitter. Pero la idea es generar también allí nuevos insumos viralizables.