Interna caliente, polarización y duro castigo. Son los tres factores que a primera vista tallaron de manera incluso sorpresiva en muchos casos para explicar el desempeño electoral de los candidatos a concejal en Rosario. Para los grandes ganadores, se vivió además como un bautismo de anticipación para posicionarse como competidores serios para disputar la intendencia de la ciudad.

Luces altas. Las de la interna de Cambiemos, que enfrentaba dos nóminas: Roy Lopez Molina (Sigamos Juntos) y Anita Martínez (Cambiemos Rosario). Se recalentó tanto en el último tramo, en el que López Molina acusó a Martínez de estar “obsesionada con ser intendenta” o el armador del PRO Santa Fe, Federico Angelini, de usar un spot e imágenes con Mauricio Macri y de “mentir” al electorado. Martínez, por su parte, eligió “no subirle el precio” para salir a responderle. El presidente Mauricio Macri, como otras figuras de la mesa chica del PRO a nivel nacional, eligió mantenerse al margen. Este fenómeno de luces altas, de campaña caliente, motivó un despliegue de recursos y multiplicación de apariciones que incidió. Todos los que pronosticaron una victoria cómoda de Anita erraron el diagnóstico. Internamente, tal es el nivel de disputa que hasta la medianoche al menos, ya con datos bastante cercanos al 50% de mesas escrutadas, Anita no había reconocido la derrota aunque la diferencia de puntos de ventaja colocaba a Roy casi diez unidades arriba. Casi una hora más tarde, llamó a Roy a “trabajar juntos” pero con pase de factura que se traducirá para el resto del viaje. Hay quienes aseguran desde ambos lados (y estamos hablando de dos lados que están dentro de Cambiemos) la fractura es profunda. "Mi deseo personal era que fuéramos juntos, pero Roy quería postularse y lo ha hecho muy bien”, dijo Anita, que pretendía encabezar cuando se soñaba con una lista de unidad. Roy no la dejó pasar al asegurar que “el cambió pasa por ahí: poder construir y trabajar en equipo” Fiel a una estrategia orgánica, sin estridencias, aclaró que la apuesta pasará por repetir lo hecho en 2011-2015, su primer período como concejal, que lo tuvo en la presidencia del bloque. De más está decir que se convertirá en figura estelar otra vez y que de convertirse en presidente de bloque una vez electo, será la persona a tratar si el bloque PRO permanece numeroso como en estos tiempos.

Como parte de ese fenómeno, el plebiscito a la gestión de Macri, que se dio, colocó a ambos contendientes de Cambiemos muy arriba, muy distanciados del resto. En este factor, como contracara, habría que sumarle el de la polarización. Es claramente una estrategia a la que jugó el gobierno nacional y logró imponerse. “Nosotros o el regreso del kirchnerismo”. Esa idea prendió fuerte en provincia de Buenos Aires y en otros distritos importantes, incluida la provincia de Santa Fe. Es un fenómeno nacional que se muestra en Rosario con una cara cruel para el socialismo gobernante, que atraviesa una etapa de enorme desgaste. Lo admitió hasta el gobernador Miguel Lifschitz.

Entre polarización y desgaste del socialismo, la elección colocó a Roberto Sukerman en segundo lugar como fuerza, en cambio muy cómodo al adueñarse de su interna frente el resto de sus competidores: Fernando Rosúa, Ariel Cozzoni (la sorpresa de la interna, indudablemente) y Sebastián Artola junto al resto. Recapitulando, la polarización aquí jugó así: Cambiemos en primer lugar, el kircherismo cristinista en segundo. Para los de Sukerman, el batacazo de este domingo replantea el armado de listas: había un convencimiento de que los primeros cuatro concejales en la general saldrán de ahí. La lectura es que son el segundo frente, con una campaña austera, sin cargos públicos. Y la apuesta será seguir convocando a todas las expresiones progresistas con la idea fija de pelear la intendencia en 2019. “Tenemos una mirada, sin hipocresía fuimos a cara lavada a la población y expresamos que este es el primer paso hacia el 2019”, dijo en un tramo de su discurso.

Serán los votos de Sukerman un techo? Es la gran pregunta. Hay muchos convencidos de que así será, cosa que algunos también opinan de López Molina. No los propios, claro está.

Para el Frente Progresista, en cambio, se tratará de pelear cada voto en Rosario. Referentes consultados por este columnista aseguraron que la elección nacional, más la interna de acá, más el desgaste del Frente, que lleva casi tres décadas gobernando, constituyeron las olas que impulsaron el movimiento hacia abajo. Para el socialismo, se vendrá una etapa de mejorar el discurso, mejorar el desempeño en la ciudad con lo que se pueda. Están confiados en que habrá crecimiento porque lo habrá en la provincia, donde no ganó la ex jueza Alejandra Rodenas. La creencia es que hay muchos votos contra Rossi que irán al socialismo. Esto contagiaría la ciudad, porque Sukerman, con Norma López que busca renovar su banca, forman parte de esa opción electoral. En este sentido creen que la fenomenal campaña de Sukerman está en su techo y Unidad Ciudadana dejará de ser opción.

Entre los desencantados con el socialismo, la lista de Ciudad Futura, que coloca a Eduardo Trasante con una posición triunfadora de cara a las generales para concejal. Sin rival interno, se consolida como captadora de votos progresistas bastante cerca de la cosecha de Javkin. Convertirse en un oasis de voto progresista será una apuesta también de otra de las fuerzas que buscará transformarse en alternativa: 1Proyecto de País, con Daniela León a la cabeza.

¿Será Roy candidato a intendente en 2019? Llevó más de la mitad de los votos de su interna con claridad en el frente que más votos sacó. Las condiciones para empezar a pensarlo no son descabelladas. Será un dolor de cabeza para un socialismo que no pudo imponer en la ciudad un candidato "abierto" como Javkin, fórmula que lleva el diseño de Miguel Lifschitz. Un socialismo que en el departamento Rosario no pudo imponer el nombre del precandidato Luis Contigiani, incluso con el gobernador activo en campaña.