Adriana Abaca tiene 53 años y desde hace tiempo vive en barrio Cametsa, un sector de barrio Godoy. En Calle 1711 y Colombres tiene su casita donde pasa sus días repartida entre hijos y nietos. Pero desde hace casi dos años, cuando decidió denunciar un búnker de drogas de la zona y a un soldadito que amenazó a uno de sus hijos a punta de pistola, su vida se convirtió en un infierno. El kiosko, dijo, pertenecía a la banda narco Los Monos que, aunque (aparentemente) acéfala –su líder, Pájaro Cantero está muerto y sus subalternos fugados o tras las rejas–, continuaría operando en la zona oeste de la ciudad. Este domingo, un grupo de sicarios burló la custodia permanente que tienen los Abaca y abrió fuego sobre su domicilio. Para Adriana el objetivo era matarlos.

Según confió la mujer a Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra por Radio 2, burlar la custodia que le dispuso el fiscal Patricio Murray tras su denuncia el año pasado no era precisamente tarea difícil: divididos en dos turnos –personal de Caballería durante la mañana y de la brigada de Orden Urbano por la noche– Adriana indicó que la vigilancia deja mucho que desear. Señaló que con distintas excusas los uniformados se ausentan por varias horas e incluso llamó la atención que al momento del ataque, las puertas de su casa estaban completamente indefensas.

De acuerdo a su relato, el ataque se produjo durante la madrugada mientras sus nietos miraban televisión con sus tíos tirados en un colchón en el piso. Como al día siguiente era feriado –apuntó– su mamá, que vive en la planta alta de la misma casa, les había permitido quedarse despiertos hasta tarde.

En ese momento entonces, Adriana escuchó piedrazos contra sus ventanas. Rápidamente trató de resguardar a los niños. “Sabía que iban a venir con plomos”, aseguró a Rosario3.com.

Y eso hicieron: camuflados en la noche, los agresores descargaron una lluvia de balas contra la casa de los Abaco. “Encontramos seis proyectiles, uno de ellos en el colchón, el mismo donde mis nietos estaban mirando tele con sus tíos”, lamentó la mujer a la vez que sostuvo que conoce a los agresores, al igual que la policía. Este lunes, Adriana dio su declaración a los agentes de la comisaría 32ª y señaló a los delincuentes con nombre y apellido: al conocer sus apodos logró identificarlos a través de sus perfiles de Facebook.

No eran otros que los que habían habían amenazado de muerte a uno de sus hijos el 5 de febrero de 2012 tras lo cual Adriana hizo la denuncia al juzgado de instrucción correspondiente. A los pocos días, desde Tribunales se ordenaron una serie de allanamientos en el barrio y Murray dispuso la custodia permanente en la casa de la denunciante. En uno de los operativos –recordó la mujer–, la policía descubrió artillería pesada, ametralladoras y granadas. La vivienda allanada, resultó ser luego una sede de operaciones de la familia Cantero. Estaba ubicada en Larralde al 2800.

“Desde entonces me hacen la vida imposible”, dijo con la voz entrecortada. Desesperada, sin posibilidades de mudarse del barrio y sin custodia que la haga sentir segura, Adriana ya no sabe qué más hacer. Pide justicia.