Durante años hemos creído que cuando se trataba de vitamina C había que comer naranjas. Luego, de Nueva Zelanda llegó el kiwi, que resultó que tenía más. Y ya hemos ido descubriendo que también las fresas, los tomates, las espinacas o el brócoli son ricos en esa vitamina.
Sin embargo, la fruta con más vitamina C no la vamos a encontrar en los puestos de nuestra verdulería: es el camu-camu. El camu-camu (myrciaria dubia), de la familia de las mirtáceas, es una especie nativa de la región amazónica, donde habitualmente crece en las orillas de lagos y ríos, y está considerada como la fruta más rica en vitamina C del planeta.
Ahora, un estudio del Instituto Nacional de Estudios Amazónicos (INPA) de Brasil revela el efecto de esta fruta en la reducción de grasas y de azúcar en la sangre de adultos sanos.
"Los resultados demuestran el potencial benéfico de la vitamina C y, en especial, del camu-camu en la salud ya que las cápsulas de esta fruta mostraron ser más eficaces en la reducción de los niveles de lipoproteínas que el ácido ascórbico sintético", afirma la investigadora Francisca Souza.
El estudio se realizó con dos grupos de control; uno de ellos recibió cápsulas de la fruta en polvo, mientras que al segundo le fueron suministradas cápsulas con vitamina C sintética. Los individuos del primero registraron un notable aumento de los niveles séricos de ácido ascórbico y un descenso significativo de los valores de glucemia, mientras que en los del segundo apenas se produjo un descenso en estos últimos valores.
Según los responsables del estudio, que investigan las propiedades del camu-camu desde hace más de diez años, la vitamina C tiene un alto porcentaje de antocianina, una sustancia que actúa como antioxidante y previene dolencias cardiovasculares, así como algunos tipos de cáncer.
"El camu-camu presenta un alto potencial para ser explotado como un alimento funcional (aquellos elaborados para cumplir una misión específica) tanto en la Amazonía como en los grandes mercados, como Asia, Europa y Estados Unidos", señala la investigadora del INPA, Lucia Yuyama. Su uso ya es común a nivel mundial como complemento nutricional y fitoterapéutico para el tratamiento de la depresión y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Fuente: 20minutos.es