“Gracias a dios se fueron”. Mónica padeció el año pasado la presencia de una iglesia evangélica al lado de su casa, ubicada en zona sur. No era un templo ni un gran edificio sino que los ritos, que se sucedían martes, sábados y domingos de mañana y noche, tenían lugar en una vivienda familiar lindera a la suya. “Empezamos a ver que llegaba mucha gente y a sentir ruidos fuertísimos aunque cerraba puertas y ventanas. Escuchaba súplicas, gran euforia, gritos de «mamá dios, papá dios», al punto que no podíamos ni hablar entre nosotros o mirar la televisión”, contó.

“Después de semanas de incomodidad fui a hablar con la vecina que me explicó que, como la iglesia no tenía local momentáneamente, realizaban los ritos en su casa. Le comenté nuestros padecimientos y los de otros vecinos y lo tomó a mal. Me dijo que tenían permiso de la Policía para funcionar hasta las 22. Me retiró el saludo pero, afortunadamente, al tiempo se retiraron. No estoy en contra de ninguna religión pero exigimos respeto”, concluyó.

En Rosario hay unas 800 iglesias evangélicas, mayormente concentradas en las zonas periféricas, “cerca de las personas que más sufren y más necesitan”, advirtió Aldo Martín, al frente del Consejo de Pastores Evangélicos de Rosario y el Área Metropolitana y pastor de la iglesia Pueblo Deseado.

Según estableció, entre el 15 y el 20 por ciento de los rosarinos son evangélicos y un diez por ciento asiste regularmente a alguno de los ritos que se celebran en la ciudad. Estas reuniones congregan a nutridos grupos de gente y suelen consistir en alabanzas a dios mediante cantos, al tiempo que el pastor toma la palabra a lo largo de toda la ceremonia. “Son más dinámicas, con un lenguaje más popular, con canciones que brindan el mensaje evangélico”, describió acerca de las celebraciones y reconoció que a veces los ruidos pueden molestar a los vecinos aunque tratan de ser cuidadosos.

Sin embargo, según fuentes de la Municipalidad de Rosario, desde el 1 de enero de 2015 hasta noviembre del mismo año recibieron en la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana unas 50 denuncias de ruidos molestos en templos evangélicos. En tanto, en el mismo período de tiempo pero de este año se detectaron 88 solicitudes, lo que representa un crecimiento en las mismas de más del 50%.

Todavía hay nueve de esas denuncias que siguen en curso y a la que se les va a dar resolución en los próximos días.

Un caso paradigmático: de cumpleaños en la iglesia

A finales de julio de 2016 hubo un caso significativo que, de acuerdo a las fuentes consultadas, puede representar la problemática. Debido al ingreso de una denuncia en el 147, número de atención ciudadana, se convocó a la Guardia Urbana Municipal (GUM) y a la Dirección General de Inspección de Comercio, Industria y Servicios a presentarse junto con personal policial a un local ubicado en Casiano Casas al 1000. Al momento de la inspección se constató que se celebraba un cumpleaños de 15. Al exigir la habilitación correspondiente, los responsables del lugar mostraron un certificado de inscripción en el Registro Nacional de Cultos y argumentaron que la actividad estaba relacionada a sus funciones como templo. Sin embargo, se pidió el cese de la actividad y los ocupantes del templo accedieron y pusieron fin al festejo y con éste las molestias generadas entre los vecinos.

Las iglesias no precisan habilitación como un negocio, hay un vacío legal que genera bastantes reclamos”

Generalmente todas las actuaciones concluyen con una mediación, ya sea de la GUM, Dirección de Inspección o bien, se derivan a la Oficina de Mediaciones. Su titular, Julia Cardozo Villa, ya había anticipado a Rosario3.com que “los problemas más comunes (con los que trabajan) son los ruidos molestos, en clubes y sobre todo, los referidos a los cultos religiosos porque en los inmuebles donde funcionan no se hacen trabajos acústicos. Los vecinos están muy molestos porque cantan y tocan instrumentos a toda hora”, confirmó. “Las iglesias no precisan habilitación como un negocio, hay un vacío legal que genera bastantes reclamos”, añadió.

Sin permiso para rezar

Desde el Palacio de los Leones confirmaron que los templos no requieren habilitación municipal para funcionar. Al respecto, Martín brindó precisiones: “No requerimos de una habilitación municipal, una iglesia no es como un comercio, cuando se abre una iglesia el requisito es que se inscriba en el Registro Nacional de Culto. Hay libertad de culto en el país. Un pastor puede alquilar un salón, tramitar su ingreso al registro y así empieza a evangelizar”, sostuvo.

Manzana de por medio hay una congregación evangélica”

Los templos se erigen tanto en grandes edificios como también en locales medianos e incluso, como el caso expuesto al principio, en una vivienda familiar. “Cada vez tenemos una mayor presencia, por ejemplo –llamó la atención Martín– en zona noroeste hay unas cien iglesias”. 

“Manzana de por medio hay una congregación evangélica”, destacó y vinculó este fenómeno de expansión nacido en la década del '80 a una forma diferente de llegar al corazón de los fieles, con un mensaje de perdón, de amor y superación; y además, en muchos casos, gracias a la asistencia y labor social que llevan adelante muchos pastores y fieles.

Entonces, esta inmensa convocatoria –para comprobarla, basta sólo una visita a alguna de estas iglesias– reduce el tema de los ruidos molestos a un mero indicador de este fenómeno, de ribetes mundiales. ¿Pero esta libertad de edificar una iglesia no promueve el oportunismo de algunos que lejos de querer llevar un mensaje divino persiguen intereses más terrenales? A esta pregunta, el pastor contestó que puede suceder que alguna persona malintencionada use el mensaje evangélico para sacar provecho propio. Pero, según insistió, como consejero de Pastores Evangélicos de Rosario, no conoce ningún caso actual en la ciudad.

Una mirada diferente

El padre Daniel Siñeriz ejerce su ministerio sacerdotal en las zonas más vulnerables de la ciudad. Desde allí ratificó a Rosario3.com el avance de las iglesias evangélicas. Luego de advertir que existen ejemplos de verdadera fe cristiana desde donde se ejerce un fuerte compromiso religioso y social, señaló, a diferencia de Martín, la existencia de algunos “chantas”.

“Crean una confusión mental, con un discurso centrado en el diezmo apuntado a la gente más humilde. Tienen una visión muy pragmática, la teología de la prosperidad en la que más aportás, más tenés. Son fundamentalistas, usan los libros sagrados para justificar intereses económicos. Es una forma de manipulación, si no aportás habrá un castigo”, alertó.

Hacen mucho ruido porque manejan la cuestión emocional. Apabullan"

Y agregó al respecto: “Por eso captan a la gente, porque les crean un temor a perder y los convencen de que habrá prosperidad si aportan. Es lo mismo que propone el neoliberalismo. Es promesa. Notamos mucho en todos lados. Hacen mucho ruido porque manejan la cuestión emocional. Apabullan. No dejan pensar. Es una propuesta religiosa de impacto emocional”.

Sin dudas, las iglesias evangélicas conforman una arraigada opción de culto en la ciudad. Sin menospreciar su misión y sus bondades, sobrevuelan las preguntas. ¿Son demasiados ruidosos los evangélicos o la sociedad acrecienta sus niveles de intolerancia? En todo caso, ¿no serían necesarias normas que regulen el funcionamiento de las iglesias en general para aportarle seguridad a quienes concurran y a los vecinos de al lado?

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