Los investigadores de la causa por estafas con cheques sin fondo dieron este viernes más detalles sobre el funcionamiento de la empresa Dimare SRL, que tenía domicilio en calle Presidente Quintana al 2450 y dejó un tendal de damnificados por un monto estimado en 30 millones de pesos, según las denuncias presentadas hasta ahora.
El fiscal Sebastián Narvaja sostuvo que la firma “estaba formada por un grupo de personas que han preparado la estafa con mucho tiempo”.
En tanto, el director de Investigación Patrimonial del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, Alejandro Elías, explicó a Radio 2 que “tenian un mínimo de capital para que funcione inicialmente” y crear confianza entre los futuros damnificados.
“Las primeras operaciones las cumplían como una forma de transmitir confiabilidad”, explicó el funcionario santafesino en diálogo con el programa Pegando la vuelta.
Objeto social: estafar
El fiscal Narvaja precisó que la empresa se fundó “con el sólo objeto de estafar a un montón de otras empresas y provedores”.
El mecanismo consistía en comprarle mercadería a empresas de diferentes rubros, “entregándoles cheques de pago diferido por un período de 60 días”.
“Hicieron todos los cálculos y cuando los cheques empezaron a llegar a su fecha de vencimiento, levantaron todo del espacio donde estaban funcionando y desaparecieron”, añadió el fiscal.
Narvaja agregó que la empresa sólo se dedicaba a estafar gente. “No se trata de una firma que en algún momento haya funcionado de manera lícita. Desde un inicio funcionó como una plataforma para estafar gente”, insistió el funcionario judicial.
La razón social con la cual se inscribieron “era de lo más amplio”: incluía comercialización de bienes para construcción, de artículos para el hogar y diversas mercaderías.
Inscripción y apariencia legal
La firma Dimare SRL fue inscripta y publicada en el Boletín Oficial de la provincia. Sus integrantes alquilaron un predio, le pusieron toda la cartelería y hasta abrieron una página web.
Además, cuando alguien pedía referencias comerciales tenían una estrategia: daban números de teléfono equivocados de empresas existentes.
Esos teléfonos eran atendidos por personas de la banda que daban siempre buenas referencias.
“Todos los testimonios coinciden en la participación de varias personas”, dijo el fiscal Narvaja.
Estaban los empleados y hasta la secretaria del titular de la firma, Jonatan Mena, que es la persona que figura en los registros con nombre y apellido y ahora tiene pedido de captura nacional e internacional.
Los titulares de la firma fantasma fueron pagando los primeros cheques por cifras menores y detrás de ese primer cumplimiento se realizaba una compra por un monto mucho mayor, con cheques de pago diferido, que fueron los que nunca se terminaron de pagar.
Investigan a una red
El director de Investigación Patrimonial del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, Alejandro Elías, aseguró que “es muy probable que haya mas personas involucradas en esta maniobra”. Ahora se trabaja en tratar de descubrir esa trama de complicidades.
“Los estafados fueron personas de distintos rubros: compraban desde comida, hasta insumos de oficina”, describió Elías.
“Lo que se buscaba era hacer unas cuantas operaciones grandes de mucho importe coordinando los tiempos para dar el golpe antes de que vencieran los cheques”, resumió el funcionario provincial.