Claudia Bonato
Quizás pasó innumerables veces junto al busto de Dante Alighieri emplazado sobre Boulevard Oroño al 1.100, frente al Colegio que lleva su nombre, en Rosario, sin que le llamara la atención. Pero hace unos días, Abel Rodríguez, integrante del Sindicato de Prensa, descubrió entre las fotos familiares, una en la que aparece su abuelo junto a ese mismo busto y otro hombre con sombrero y anteojos. Allí empezó la historia.
“Mi abuelo se llamaba Abel Rodríguez –igual que yo– era poeta, escritor e integrante del Grupo Boedo, que estuvo conformado por artistas de vanguardia de la Argentina durante la década de 1920. Llegó a ser, a mediados del siglo pasado, jefe de redacción del diario La Capital de Rosario y publicó varios libros”, cuenta Abel, encargado del área Discapacidad del gremio de Prensa, en diálogo con Rosario3.com.
“En mi familia –explica– como suele suceder a veces, no hubo continuidad en la transmisión de datos de una generación a otra, a pesar de que mi padre –también llamado Abel Rodríguez– fue durante más de 30 años, jefe de la sección Espectáculos del mismo diario. Por eso, nunca me enteré de que mi abuelo había sido amigo del escultor (rosarino de origen calabrés) Erminio Blotta, cuya imagen puede observarse en la foto que encontré”.
Ante la duda, Abel (no el abuelo, ni el padre, sino el hijo) decidió publicar la foto en Facebook, tras lo cual los descendientes de Erminio Blotta se contactaron con él y le revelaron, además de la identidad del escultor –que dejó de ser un desconocido para él– una historia que también se escapó del anecdotario familiar de los Rodríguez quienes, naturalmente, descendían de españoles.
“Según me contaron familiares del artista, mi abuelo le había servido de modelo a su amigo Blotta, para que esculpiera el busto de Dante Alighieri. Por esa razón, en la foto, posaban uno a cada lado de la obra terminada”, explicó Abel, quien confesó haberse sentido emocionado por el relato, ya que como contrapartida y en agradecimiento a su amigo, Erminio había agregado una letra “H” inicial a su nombre, españolizándolo”.
Abel se siente satisfecho de haber podido reconstruir esa parte de la historia familiar para que la conozcan sus tres hijas y, ahora sí, la transmisión generacional no se corte.
La foto que desató la búsqueda y permitió a la historia contarse a sí misma, está en su muro de Facebook, junto a un texto de su autoría, porque Abel, por educación familiar y quizás, hasta por herencia genética, también es escritor.